La profundización del programa aperturista que el plan de desarrollo «Cambio para construir la paz» le impone a la economía nacional, orientándola hacia el fomento de las exportaciones, se ha debatido mucho menos en el movimiento social y entre la opinión pública que otros aspectos como la salud, la educación, la descentralización, las privatizaciones o el mismo «proceso» de paz. Aunque la concomitancia entre todos ellos es evidente, «son harina del mismo costal», el proyecto «exportador», que se hace, entre otros, comprimiendo hasta el máximo la demanda interna, constituye un ariete en el propósito de reducir a la más vil condición a la nación colombiana destruyendo –por ese medio– nuestro ya muy afectado mercado interior. En términos taurinos es la «puntilla» al desarrollo independiente.
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