El borrador de decreto con el que se busca aumentar los aranceles a algunas prendas de confecciones se recibió con favorabilidad entre los productores colombianos, quienes se han visto afectados por las importaciones con precios contra los que no pueden competir, situación agravada en la última década por el aumento de las importaciones asiáticas. Como resultado el sector de las confecciones tuvo un déficit comercial de 978 millones de dólares en junio de 2022.
Esto ha estancado el crecimiento de la industria de confecciones, que entre 2005 y 2019 fue menor al promedio del sector industrial, y llevado a que se destruyeran 32.202 trabajos entre 2015 y 2019, de los cuales 8 de cada 10 empleaban mujeres. La entrada de productos importados más baratos se ha hecho a costa de reducir la capacidad de consumo global de la economía.
Este aumento de aranceles por sí solo puede resultar insuficiente, teniendo en cuenta que no es posible aplicarla para todo los países ya que violaría las condiciones de los TLC. Mientras al mismo tiempo se tramita una reforma tributaria que no reduce la carga fiscal para estos sectores productivos caracterizados por su alta composición de micro y pequeñas empresas.
Esta medida se encuentra en la dirección correcta hacia la recuperación del sector y el fomento del empleo que necesita la economía colombiana, pero puede que pierda su impacto si no se piensa una política integral.
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