Febrero 08 de 2014. Por: Diana Manrique Horta, Unimedios
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Luego de diez años de instaurar la figura de los Centros de Investigación de Excelencia, cuyo fin es incentivar la ciencia, la tecnología y la innovación en Colombia, solo ocho están funcionando y la meta es tener 20 de aquí al 2020. Este es un indicio de cómo la iniciativa corre el riesgo de desaparecer, contrario a las recomendaciones internacionales.
En el año 2004 el gobierno nacional definió ocho áreas estratégicas para mejorar la competitividad social y productiva del país, cada una de ellas estaría representada por un Centro de Investigación de Excelencia (CIE) articulado a una agenda concertada de trabajo científico y tecnológico.
Estas áreas fueron: Biodiversidad y Recursos Genéticos; Enfermedades Infecciosas Prevalentes en Áreas Tropicales; Modelamiento y Simulación de Fenómenos y Procesos Complejos; Cultura, Instituciones y Gestión de Conflictos y Desarrollo Local; Materiales Avanzados y Nanotecnología; Desarrollo Energético; Biotecnología e Innovación Agroalimentaria y Agroindustrial; y Tecnologías de la Información y Comunicación.
El 19 de marzo de ese mismo año, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CNCyT) aprobó el marco de política para la creación del programa Centros de Investigación de Excelencia y destinó 1,7 millones de dólares que serían invertidos en cinco años para impulsar su desarrollo.
Concebida como una red nacional de grupos de investigación articulada alrededor de un programa común de trabajo en un área científica y tecnológica, dicha iniciativa incluyó distintos actores como universidades públicas y privadas, centros de investigación y de desarrollo tecnológico del
país, investigadores, científicos y personajes notables de la vida nacional.
“Se trató de un ejercicio que el país no había hecho bien. La idea era aunar esfuerzos, tanto humanos como de infraestructura, para trabajar en algo a lo que no estamos acostumbrados: trabajar de forma colaborativa”, afirma Pedro Prieto, director del Centro de Investigación de Excelencia en Nuevos Materiales (CENM).
Protagonismo desdibujado
Sin embargo, una década después, lo que se consideraba como una apuesta por la investigación de talla mundial en el país, se ha venido desdibujando, pese a ser una de las iniciativas que es importante potenciar y desarrollar para alcanzar los niveles de competitividad internacional revelados en el “Estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) de la políticas de innovación en Colombia”.
El informe, presentado en octubre del año pasado, destaca el esfuerzo del Gobierno por adoptar las normas y prácticas de la OCDE, pero advierte que el sistema de innovación de Colombia es aún pequeño y los gastos en investigación y desarrollo representan solo el 0,2% del PIB, mientras que en Brasil equivalen al 1,2% y en los demás países miembros de la OCDE (que agrupa a 34 países) al 2,4%.
“Aunque continúa habiendo financiación a través de convocatorias lanzadas por Colciencias, no hay continuidad en la política de CIE”, afirma el profesor Paulo Orozco, director del Centro de Estudios Interdisciplinarios Básicos y Aplicados (Ceiba).
Él recuerda que, según el documento Visión Colombia II Centenario 2019 sobre ciencia y tecnología, se prevé la creación de 20 centros de investigación de talla mundial, pero entre 2004 y 2014 apenas entraron a funcionar ocho. Este dato se convierte en un indicio de cómo la iniciativa corre el riesgo de desaparecer, lo cual Orozco considera “una gran torpeza”.
Para Prieto y Orozco, la situación por la que atraviesan los CIE es el resultado de un baja inversión del PIB en ciencia, tecnología e innovación, la ausencia de un plan nacional en investigación científica y la reducción del presupuesto de Colciencias, las cuales califican como señales que reflejan la relevancia que se da a la investigación científica en Colombia.
Centros de excelencia ¿para qué?
Pese a este panorama, el papel que juegan estos centros es relevante, comoquiera que desde allí se han conseguido importantes avances en innovación.
Bajo su responsabilidad se encuentra el desarrollo de investigación de frontera en conexión internacional; para ello deben estar en permanente contacto con entidades pares internacionales, apoyar la formación de recursos humanos en los niveles de maestría y doctorado, transferir el conocimiento al aparato productivo, presentar los resultados de su trabajo en publicaciones internacionales y estar comprometidos en procesos de patentes y de innovación en lo social y lo económico.
“El desmonte de una red de investigación puede resultar más costoso que revisar y redireccionar, parcial o totalmente, sus focos principales de investigación. Es decir, la economía de la experiencia debe evaluarse al considerar el cierre o terminación del apoyo a procesos de consolidación de redes o centros de excelencia”, afirma Rodríguez.
Los directores de los Centros de Investigación de Excelencia consultados por UN Periódico advierten que, para que la locomotora de la ciencia y la tecnología en el país salga de su estación de una vez por todas, el Gobierno debe, entre otras cosas, devolverle el protagonismo a Colciencias como entidad rectora del sector, el cual se ha visto desdibujado especialmente desde la entrada en vigor del Fondo del Sistema General de Regalías.