Esta vez no hubo disturbios, sino bailes, música y una protesta pacífica.
“Venimos armados con canto y arte, porque vamos a demostrar que en Marmato (Caldas) los mineros somos todos, y que el paro sigue vivo”.
Con estas palabras del director de la Casa de la Cultura del municipio, Bernardo Álvarez, se dio inicio al plantón minero que se realizó en la mañana de este miércoles en la salida de Marmato, y que se extendió por el carril izquierdo de la vía principal que de Medellín conduce a Manizales.
En la jornada, que también se realizó simultáneamente en el corregimiento de Irra, del municipio de Quinchía (Risaralda), hubo música, baile, disfraces y risas, y según sus organizadores, se realizó para demostrar que otros sectores apoyan el paro nacional minero.
“Empresarios, artistas locales, estudiantes de la Universidad de Caldas, cabildos indígenas, funcionarios, hay mucha gente acá acompañándonos en esta marcha pacífica, hasta el párroco del pueblo”, dijo Darío Arenas, líder del paro en Caldas, quien reiteró que la intención es “seguir con el paro pero sin violencia. ¿Y si nos provocan?, soportar y no responder”.
A lo largo de cinco kilómetros aproximadamente, custodiados por uniformados de la Policía Nacional, y por la Guardia Indígena de Cartama (que cooperó con la logística de la caminata), cerca de cinco mil personas respaldaron las exigencias del sector minero, entre ellas, la derogatoria del Decreto 2235 del 2012, la depuración del catastro minero, la reforma al código y la suspensión de entrega de títulos mineros a las multinacionales.
“Lo que pedimos es que nos dejen trabajar tranquilos, porque esto es lo que somos desde que tenemos memoria, uno nunca deja la minería”, expresó el presidente del Comité Pro Defensa de Marmato, Yamil Amar Cataño, minero desde hace 50 años.
Hacia las 12 del día, las delegaciones mineras e indígenas que llegaron de otros municipios de Caldas y Risaralda retomaron su viaje, mientras que unos 400 mineros, que desde hace ocho días están concentrados en Marmato, volvieron a su punto de encuentro.
Tanto en este municipio como en Irra, donde la marcha convocó a unas 900 personas, no se presentaron enfrentamientos con la fuerza pública.
EL TIEMPO