KIEN Y KE Por: Mario Alejandro Valencia Barrera noviembre 20, 2014 / @mariovalencia01
Piense por unos segundos en todas las necesidades básicas de su familia: alimentos, vivienda, agua, electricidad, …
Piense por unos segundos en todas las necesidades básicas de su familia: alimentos, vivienda, agua, electricidad, transporte, vías, salud, educación, recreación, por mencionar solo algunas. Ahora imagínese que con un esfuerzo individual usted tuviera que cultivar sus propios alimentos, construir las vías por donde se transporta y fabricar el acueducto de su propia vivienda. Absurdo, ¿verdad? Por eso las sociedades resuelven esas necesidades de manera colectiva. Y para ponerlas a funcionar, es indispensable que esa colectividad esté organizada, en una sumatoria de esfuerzos individuales, que tienen un objetivo general. Esta forma es el Estado.
¿Cómo financia el Estado estas obras? Con empresas propias, deuda pública y con impuestos. El último consiste en que quienes producen riqueza en la sociedad, en un periodo determinado, deben retribuir una parte para cubrir las necesidades colectivas. Además, uno de los principios básicos de la tributación es que quienes más riqueza obtienen deben pagar más impuestos y quienes menos riqueza generan pagan menos impuestos.
Sin embargo, en nuestro país las cosas parecen funcionar al revés. Según el profesor Kalmanovitz, los impuestos directos, es decir, aquellos que se cobran directamente sobre la riqueza, son el 4,8% del PIB. Mientras, los impuestos indirectos, los que se cobran sin tener en cuenta el nivel de ingresos, como el IVA, son el 7,7% del PIB. Para colmo, el mismo Gobierno Nacional, en la exposición de motivos de la reforma tributaria presentada en 2012, reconoce que el efecto redistributivo del IVA que todos pagamos, es negativo. Significa que, antes de cobrar IVA, el GINI (indicador que mide la desigualdad), es de 0,59; cuando se cobra IVA, el GINI aumenta a 0,61, aumentando la concentración de la riqueza.
Una explicación para este situación es que los enormes beneficios tributarios en renta que mantiene la estructura tributaria del país. Un estudio de la Red por la Justicia Tributaria en Colombia, elaborado por el profesor Jairo Bautista, da cuenta de 89 tipos de tratamientos tributarios especiales, agrupados en: ingresos no constitutivos de renta, deducciones, descuentos y rentas exentas.
En 2012, estos beneficios sumaron $ 43,7 billones de pesos. Quienes los reciben, en su mayoría son Grandes Contribuyentes, provocándole un costo al fisco de la nación por aproximadamente $9,2 billones de pesos al año. $9,2 billones es lo que la nación deja de recibir por mantener los beneficios tributarios. De este monto, $2,7 billones van a parar a las arcas del sector financiero. $475.000 millones van al sector minero. Ambos sectores generan grandes dudas sobre su aporte al desarrollo del país.
El Gobierno acaba de presentar una nueva reforma tributaria para recaudar $12,5 billones anuales. Hasta ahora la discusión se centra en mantener la carga a los trabajadores y a los pequeños y medianos productores del agro y la industria. Mientras tanto, los beneficios a los bancos y a las mineras extranjeras no se discuten. Ojalá esta reforma sea la oportunidad para que el gobierno mire hacia donde realmente está la plata que necesita.
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