Después de aplicar la legislación ambiental y suspender el cargue de carbón a la Drummond se han sucedido análisis económicos respecto a la cuantificación y el pago de impuestos y regalías, relación costo-beneficio de la explotación de carbón y su impacto sobre la economía local y nacional.
Por: Juan Pablo Ruiz Soto
Estos análisis deben llevarnos a definir si avanzamos o suspendemos la actividad minera de la Drummond, Cerro Matoso y muchos más que aún no han mojado prensa.
Focalizaré esta columna en las relaciones entre los impactos ambientales y los aspectos sociales y económicos. La estabilidad de los ecosistemas es importante porque su deterioro afecta negativamente el bienestar de las comunidades humanas y pone en riesgo la sostenibilidad del desarrollo económico cuando desaparecen los servicios ecosistémicos. La principal razón por la cual se busca evitar impactos ambientales negativos es porque cuando se dan, en el corto, mediano o largo plazo, se convierten en impactos económicos y sociales negativos. Lo que esencialmente nos mueve a la protección de la naturaleza es nuestro interés antropocéntrico, nuestro interés por el ser humano, más que el interés por otras especies de fauna o flora. Todos los costos ambientales se convierten en costos económicos y sociales. Si el análisis integral costo-beneficio no es positivo, no vale la pena extraer los recursos mineros; pero si se decide hacer la extracción, la actividad minera debe generar el mínimo impacto posible, lo que no estaba haciendo la Drummond.
Las partículas de carbón que manchan la arena de las playas del Caribe no sólo afectan el ecosistema marino y terrestre, sino a los habitantes locales y al turista. La arena contaminada afecta al bañista y, por esta vía, a la economía local ligada al turismo y a la pesca. En el mediano plazo, afecta la salud de la población generando problemas respiratorios, lo que afecta su calidad de vida y hace menos productiva la mano de obra, afectando la economía local. Los impactos ambientales significan impactos sociales y económicos que se expresan de manera diferencial en el tiempo y los grupos humanos. La responsabilidad social de una empresa no sólo tiene que ver con los trabajadores directos y sus familias, o con la dinámica económica y social de los pobladores cercanos al lugar donde se realiza la actividad productiva, o con aquellos usuarios directos de los productos de la empresa; incluye la responsabilidad ambiental, que es parte de su responsabilidad social. Cuando adelantamos una actividad productiva que genera impactos ambientales negativos estamos faltando a la responsabilidad social empresarial. Ecólogos, sociólogos y economistas convergen en su preocupación por la calidad de vida del ser humano. El ecólogo identifica impactos que el economista debe cuantificar. Evaluemos integralmente la extracción de carbón, antes de pensar en renovar licencias de operación pues, como señala el economista Guillermo Rudas, “mientras la explotación minera sigue creciendo, disminuye la calidad de vida de los municipios que producen tal riqueza”. Esperamos propuestas y compromiso de los candidatos presidenciales a este respecto, dado que lo ambiental es economía y política.
Opinión El Espectador