Por Gabriel Tafur
Nunca antes el mundo contemporáneo, había presenciado una cacería de Brujas tan desesperada: los EEUU con todo su furor buscando contra-arrestar a un muchacho de 30 años de edad, sin pasaporte (sin ciudadanía) e inmovilizado en un aeropuerto en Moscú. Ya habíamos asistido el trágico teatro, sobre los esfuerzos “descomunales” de la superpotencia por encontrar a los responsables de los ataques del 11 de septiembre, donde miles de ciudadanos estadounidenses y del mundo perdieron sus vidas. Como resultado, el manto de duda que cubre a los actores mostrados en escena, no resiste la tragedia del montaje.
No obstante, la todopoderosa omnipotencia Estadounidense, en momentos recientes había justificado sus actos criminales, bajo el subterfugio de buscar a un disidente. El secuestro de un jefe de estado en el espacio aéreo Europeo, violando todos los tratados, convenciones y derechos de movilidad aérea, hubiera podido afectar la vida del presidente Evo Morales. Esa falta de escrúpulos para mostrar la supremacía de una nación que se derrumba en lo económico, pero que se aferra a su poderío militar, bien pudiera conmocionar a los demócratas del mundo.
De igual manera, el derecho a la libertad individual, el dogma liberal de las guerras de independencia, enarbolado por la Francia en América y empleado como subterfugio invasor. Ha quedado herido de gravedad, con la frase célebre que inmortalizará a Edward Snowden “no quiero un mundo donde todos estemos siendo vigilados”. Sin embargo, después de semejante revelación, los ciudadanos del mundo esperaríamos siquiera una reacción afirmativa de los gobiernos, “como salvaguardas de los derechos civiles”. Pero la mano invisible del mercado o más bien la mano del Tio Sam, ha fosilizado a los países de la vieja Europa que junto a algunos aliados del patio trasero, deshonrosamente se muestran como súbditos leales de su majestad Obama.
El caso de la genuflexión del presidente Colombiano no tiene límites, quien al referirse sobre el secuestro del presidente Boliviano Evo Morales pidió evitar la crisis diplomática. Mientras se convocaba a una reunión de emergencia en la UNASUR, para rechazar la agresión estadounidense de la que fue víctima el mandatario Boliviano. La cual fue saboteada por Colombia y los demás países que buscan calcificarse en la Alianza del pacifico, indicando que están con EEUU hasta en sus actividades criminales y certificando que buscan menoscabar los procesos de integración latinoamericana donde no participen los Misters.
De Igual manera, Santos ha mantenido silencio después que la prensa Brasileña divulgará que Colombia, es el tercer país de Sur América a donde se centran las actividades de espionaje del servicio de inteligencia Estadounidense. Al conocerse la noticia el gobierno de Dilma Rousseff exigió explicaciones a los EEUU sobre el espionaje realizado a los ciudadanos Brasileños, calificándolo de Violación a la Soberanía Nacional. Finalmente el desprestigio de EEUU y sus socios seguirá aumentando, pues todo indica que seguirán comportándose como rufianes.