Han sido noticia en los últimos días la profunda crisis que afecta a la empresa Coltejer y las protestas de industriales, pequeños empresarios y trabajadores por la quiebra de todo el sector productivo denominado como cadena algodón-fibras-textil-confección. La actual crisis de la que otrora fuera la enseña de la industria textil de Colombia se desencadenó con la apertura económica y se agudizó con la generalización de la liberación comercial. En las condiciones de dependencia neocolonial, nuestra industria textilera nunca logró un desarrollo importante, pero sí tenía fuertes articulaciones con el mercado interno y suministraba productos incluso para la región andina. Quienes viven y han vivido de esa actividad no tienen hoy una opción diferente a la de levantar la bandera de defender la industria nacional y promover el cambio de modelo. La crisis de esta industria en momentos en que el Gobierno promete progresos económicos permanentes con los Tratados de Libre Comercio, evidencia que con estos tratados lo que se está imponiendo es la desindustrialización y la especialización en la exportación de materias primas y productos básicos.
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