Enrique Daza
En octubre de 2015 cuando se concluyó la negociación del TPP, Barack Obama señaló en forma tajante: «no podemos permitir que países como China escriban las reglas de la economía global. Nosotros debemos escribir esas reglas”. Desde entonces el Tratado comenzó su trámite de aprobación en los países que lo integran: EE.UU., Australia, Nueva Zelanda, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Perú, Singapur y Vietnam. Esos países suman una población de 800 millones de habitantes, un PIB de 30 billones de dólares (40 % del PIB global), el 50 % del comercio mundial y el 30 % de la inversión directa en el exterior a nivel global. El propósito claro era modificar las reglas y el sistema del comercio y, las normas de origen conducirían a la reducción del mercado de comercialización chino y a la disminución de la inversión extranjera directa en China. Por otra parte este tratado pretendía convertirse en un nuevo modelo mundial que elevaría los beneficios de las multinacionales, de los grandes inversionistas y disminuiría aún más las facultades de los gobiernos para promover políticas sociales y de desarrollo.
Una investigación del Banco Popular de China concluyó que la no incorporación de China en el TPP le generaría una pérdida del 2,2 % de su PIB. SE trataba de modificar la posición de China en la economía de la región. (https://goo.gl/ZihWes)
Sin embargo, este esfuerzo geopolítico de aislar a China ha sido inútil y muchos de los países del TPP se encuentran entre los principales socios comerciales de China y el volumen de su intercambio con ellos es multimillonario (Japón 166 mil millones, Vietnam 100 mil millones. Malasia 95 mil millones, Japón 166 mil millones, Corea del Sur 142 mil millones). China viene empujando un Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP), una asociación más amplia de 16 países que incluye a India y al cual ha manifestado Perú su deseo de vincularse. China también está promoviendo el corredor económico chino paquistaní (Cecp), tiene como objetivo principal unir la región occidental de China con el mar arábigo y el océano Índico a través de Pakistán. El costo de éste proyecto es de 51.000 millones de dólares, de los cuales China se comprometió a invertir 46.000, (https://goo.gl/enLhVd)
China tiene vínculos económico-comerciales estrechos con las economías de Asia – Pacífico. En la actualidad, el 62% del comercio de China, el 83% del uso de inversiones extranjeras en términos reales y el 68% de sus inversiones directas en el exterior se realizan con los miembros del APEC. La absoluta mayoría de los principales socios comerciales de China son miembros del foro.
De esta forma el TPP como mecanismo de asegurar la hegemonía de Estados Unidos en Asia Oriental y el pacífico y aislar a China podría ser un mecanismo ineficaz y La decisión de Trump de sacar a Estados Unidos de este acuerdo y sustituirlo por negociaciones bilaterales con cada uno de los países, le permite ejercer una presión más fuerte sobre ellos para obtener concesiones adicionales, significa un cambio de estrategia pero en pos del mismo objetivo: asegurarse el dominio global, al cual Trump no renunciará.
Una renegociación por ejemplo puede implicar hacer más exigentes las normas de origen de tal manera que se le dificulte a otros países usar el acuerdo para llegar al mercado estadounidense, instalando fábricas en los países con TLC, o imponer aranceles argumentando situaciones excepcionales o usar las partes laborales o ambientales para proteger empresas. También podrían exigir mayores privilegios para las empresas farmacéuticas en materia de propiedad intelectual, mayor acceso a la contratación estatal por parte de las compañías estadounidenses, acelerar los procesos de desgravación arancelaria, en fin una renegociación favorable a ese país.