Por: Iván Ríos, historiador e investigador de Cedetrabajo Antioquia
No cabe duda que la Escuela representa el lugar desde donde se emanan todos los contenidos de nuestra cultura y civilización, además donde la sociedad acude al encuentro con todos los conocimientos y avances que ha tenido la humanidad a lo largo de su historia, para que las nuevas generaciones encaminen su proyecto de vida hacia el progreso intelectual, social y material de su sociedad. La educación es un factor indispensable para el desarrollo de toda nación. Sin embargo, esto no es un principio en el que convengan todos aquellos quienes tienen la responsabilidad de garantizarla. Salvo los maestros, se le han venido atribuyendo mayores compromisos como la cobertura, la calidad, la eficiencia, desproveyéndola de su pilar fundamental, la financiación, y en ello el Estado es el verdugo.
Antes del 2001, la educación contaba con aportes constantes año a año que permitían un funcionamiento óptimo. Sin embargo, para 2001 se modifica, mediante ley, al Sistema General de Participaciones, en el cual, para el año 2007, se despojan 60 billones de pesos de los aportes que hace el Estado para prestar el servicio de educación en los departamentos y municipios.
Este panorama ha ido de mal en peor. En el Plan de Desarrollo del segundo gobierno de Juan Manuel Santos 2014-2018 se evidencia una reducción de 30 billones de pesos en el presupuesto destinado a la educación básica. Esto no se compadece con las exigencias que desde hace seis días el magisterio al gobierno nacional con la negociación de su pliego de peticiones, y que, ante los claros incumplimientos, decidió declararse en Paro Nacional.
Es claro que los compromisos de Santos no son con la inversión para el bienestar y progreso de las regiones, tampoco con la salud ni mucho menos con la educación. Su política refleja el compromiso que tiene con la OCDE y sus países miembros, los cuales controlan los destinos de las naciones menos desarrolladas, a costa del envilecimiento de la población colombiana. ADIDA como la organización más firme en la defensa de los intereses de los educadores en Medellín y Antioquia, se une al Paro Nacional decretado desde el pasado 11 de mayo, considerando que están en todo su derecho, porque la razón los asiste para declararse en cese actividades. Rechazo cualquier iniciativa de sanción, castigo u otra medida oprobiosa por parte del gobierno nacional que afecten sus ya mancilladas condiciones materiales a través de los distintos decretos para el ejercicio de sus funciones y la defensa de sus derechos.
Desde Antioquia expresamos solidaridad y manifestamos decidida participación en la defensa de la educación pública, entendiéndola como un patrimonio que debe ser universal para el conjunto de la sociedad colombiana, pilar fundamental para el desarrollo científico, económico y social de nuestro país, que lo queremos próspero y para el beneficio del interés general, en virtud de nuestra soberanía.
Queremos hacer un llamado a todos los antioqueños que, de manera consciente y decidida, respaldemos la justa lucha de los trabajadores de la educación de nuestro país, entendiendo que protestamos por promesas incumplidas, mientras se cumplen exigencias ajenas a costa de quienes las padecemos.
VIVA EL PARO NACIONAL DEL MAGISTERIO