Una racha de tratados de libre comercio se abalanzó sobre el país. Son tantos, que los colombianos no los tienen presentes. De hecho no tienen claro si han sido o no aprovechados o si se trata de simplemente firmar por firmar.
TLC’s hay firmados con la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que incluye a Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela; con la Unión Europea, que aún no está vigente; con México, Estados Unidos, Chile, Canadá y Corea del Sur, por separado; además del suscrito entre los países miembros de la CAN y los de Mercosur, que incluye a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
¿Qué gana el país con tantos tratados de libre comercio?, por un lado estos numerosos acuerdos conseguidos por Colombia podrían ser muy positivos si el panorama del país fuera otro, pues la falta de una infraestructura adecuada, de un aparato productivo estable, de una política agraria e industrial consolidada, entre otros aspectos, no permiten al país sacarle el ‘jugo’ a los TLC.
La sensación no es otra, por ejemplo, para el agro que dice estar a la espera del cumplimiento de los compromisos del Gobierno Nacional, de lo contrario los tratados los terminarán dejando en la ruina.
El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía, señala que el incumplimiento reiterado del Gobierno Nacional no ha dejado “aprovechar los tratados, entonces si usted mira desafortunadamente, la confusión que tiene el Gobierno entre rentabilidad, productividad, y competitividad es abismal y alarmante”.
Un ejemplo claro para el sector del agro es la oportunidad que tiene con el TLC firmado con Corea del Sur, mercado en el que habrían oportunidades porque éste es un país importador de alimentos, pero para los productores, el país no está listo para aprovecharlo.
Y por otro lado, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea son exportadores de alimentos, lo cual podría afectar al agro si no hay unas condiciones que permitan competirle a estos países.
Por lo tanto, no se trata de la cantidad de tratados de libre comercio que firme Colombia en el mundo entero, sino de la preparación que ya debería tener el país para afrontarlos. Así lo ratifica Mejía: “Los tratados no son ni buenos ni malos, depende de quién los implemente y cómo se aprovechan”.
Con Mejía está de acuerdo el decano de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, Jorge Iván Bula, quien señala que “el problema no es que no se puedan firmar los TLC, el problema es de una política industrial previa que permita que el ingreso se haga en condiciones más equitativas”.
Para Bula, hay una abundancia de TLC firmados sin haber cumplido las condiciones necesarias para enfrentalos. “Si hubiese habido una política industrial en el país, para el aparato productivo colombiano las condiciones hoy serían distintas, lo que pasa es que nosotros tenemos una ausencia de política industrial hace dos décadas y por eso se requiere preparar el aparato productivo”, dice.
Es momento de hacer una pausa
Antes de continuar firmando tratados de libre comercio, al ritmo en el que se está haciendo, el Gobierno Nacional y los sectores productivos deberían sentarse a evaluar cómo hacer que los acuerdos ya firmados no impacten negativamente a país y por el contrario brinden oportunidades.
El director del Centro de Competitividad de la Universidad del Rosario, Saúl Pineda, afirma que es un buen momento para hacer el balance de cuáles son los tratados de libre comercio en los cuales hay oportunidades. “No hay que descuidar el hecho de que en este momento habría que mirar la realidad quiénes son los países vecinos con quienes tenemos TLC, para profundizar en esas relaciones y para desarrollar las estrategias que dos tratados, como los de la magnitud que tenemos con EE.UU. y con Europa, se desarrollen las acciones de inteligencia, mercados y desarrollo”.
Pineda agrega que “no hay que olvidar que estos tratados de libre comercio nos toman en un momento en que nuestras industrias son poco exportadoras, nos parecemos a Brasil y a Argentina en la estructura de nuestras exportaciones”.
Sin desconocer los beneficios
Pese a las dificultades que tiene el país para enfrentar la magnitud de las consecuencias que puede tener un tratado de libre comercio con economías gigantes como la de Estados Unidos y la Unión Europea, no se puede desconocer que estos acuerdos son positivos porque diversifican las oportunidades de mercado.
Además la abundancia de tratados de libre comercio ocurre en un momento en que la tasa de cambio, uno de los principales obstáculos para los exportadores, es propicia para aprovechar mercados como el de Estados Unidos.
Pineda concluye que es hora de despertar y apostarle a otras tareas que reclama el país y el sector productivo especialmente, se refiere “a la tarea de la transformación productiva que depende de dos cosas: la acción de los empresarios, pero también de la complementariedad del Estado para facilitar esa inserción internacional”.