La construcción de una infraestructura militar en la Isla de Gorgona, que cuenta con el respaldo del presidente Petro, forma parte de la estrategia estadounidense de control sobre el Océano Pacífico y la región, a fin de hacerse a sus importantes recursos naturales y disputar la influencia a China.
En octubre de 2022, el gobierno de Biden lanzó la Estrategia de Seguridad Nacional y señaló como objetivos centrales la competencia con China y la contención de Rusia, a la que ve como una amenaza regional en Europa y Asia Central.
La estrategia considera a China la única potencia capaz de desafiar en todos los terrenos la hegemonía de Estados Unidos. El centro geográfico de la disputa con China es el Indopacífico, en especial el mantenimiento del statu quo de Taiwán, pero la disputa se extiende al resto de lo que Vasco Núñez de Balboa bautizara el Mar del Sur.
Para América Latina, la estrategia de seguridad lanzada por Biden se centra en controlar y ordenar el flujo de migrantes y en lograr que sean las energías renovables las que produzcan en 2030 el 70 % de la electricidad en la región. Busca también contrarrestar aquí la influencia de agentes malignos. No resulta difícil inferir que apunta a Rusia y China
Pieza fundamental de la estrategia es la Alianza para la Prosperidad Económica, a la que pertenecen doce países del continente, incluyendo a ocho de los que tienen costa en el Océano Pacifico, Canadá, México Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú, Ecuador y Chile.
En la aplicación de la estrategia cobra gran importancia el Comando Sur, comandado por la general Laura Richardson, quien ha estado visitando en forma continua a Colombia, Ecuador, Paraguay, Uruguay, Argentina, Chile y Perú, con algunos de los cuales tiene Washington suscritos tratados militares. Colombia está sujeta a él por el TIAR de 1947 y hoy figura además como socia estratégica de la OTAN.
La general Richardson ha subrayado el papel “protector” que va a ejercer Estados Unidos sobre la región. La buena vecindad y el cuidado recíproco obligan a Washington a tomar a su cargo la lucha contra las redes que se dedican a la trata de personas, al contrabando de droga, a la tala no reglamentada y a la minería ilegal.
Pero tras la retórica altruista, Richardson ha dejado traslucir en más de una ocasión sus verdaderas ambiciones: “Porque es una región rica en recursos y tierras raras, con el llamado Triángulo del Litio que posee el 60 % de las reservas mundiales [en Argentina, Bolivia y Chile] un metal muy necesario para la tecnología”. Ha dicho además que a Estados Unidos le interesa el petróleo –cómo no va a saberlo Colombia–, dadas las grandes reservas encontradas en Guyana y las mayores del mundo existentes en Venezuela, así como el cobre y el oro de la región. Richardson no ha pasado por alto al Amazonas, que produce buena parte del oxígeno y el 31% de agua dulce de la Tierra. Conclusión impecable desde el punto de vista silogístico: por todo esto, Latinoamérica debe mantener alejada a China.
Acercamiento a Ecuador
En enero de 2024 el gobierno de Noboa firmó con Estados Unidos tres acuerdos militares que no se han hecho públicos. Incluyen el control de la migración, la cooperación marítima y la interdicción aérea y le abren el camino a la presencia de tropas estadounidenses. Algunos de ellos fueron suscritos en mayo, septiembre y octubre de 2023 por el saliente gobierno de Guillermo Lasso.
El Acuerdo más importante, sobre Estatuto de las Fuerzas, establece que el personal estadounidense podrá estar temporalmente en el territorio ecuatoriano para “visitas de buques, entrenamiento, ejercicios, actividades humanitarias”. El altruismo, como se ve, se cuela por todas partes con letras en relieve. Pero acto seguido, en letra minúscula, el Acuerdo estipula que el Comando Sur hará presencia para actividades de cooperación frente a retos compartidos de seguridad. El personal estadounidense gozará de «privilegios, exenciones e inmunidades» equivalentes a los que tiene el personal diplomático. Se aceptarán todas las licencias profesionales y estarán autorizados a vestir sus uniformes y portar armas mientras estén en servicio. Sobre el personal militar del Comando Sur acantonado en Ecuador no primarán la jurisdicción penal ni disciplinaria del Ecuador, sino la de Estados Unidos
Aunque los acuerdos venían negociándose desde hace meses, tomaron relevancia a raíz de la declaración del Estado de Emergencia a comienzos de 2024. El cierre de la base de Manta, aquel ejercicio de soberanía, ya es historia.
La construcción de instalaciones con capacidad militar en la isla Gorgona no puede verse como aislada de la estrategia global del Pentágono.
La disputa con China en Perú
China es el principal socio comercial de Perú. El gigante asiático le importa minerales, ha hecho acuerdos militares para llevar a cabo ejercicios conjuntos y está construyendo el megapuerto de Chankái con una inversión prevista de USD 3.400 millones. Chankái formará parte de la Nueva Ruta de la Seda. Washington la ve como un desafío que lo urge a estrechar la presión sobre Boluarte y a reafirmar las ligaduras con los demás aliados de la región, en especial, Colombia y Chile.
El gobierno peruano autorizó en junio de 2023 la presencia de soldados estadounidenses. Treinta días después Richardson visitó a Lima para dialogar sobre la Asociación Bilateral de Seguridad. Con base en ella y previa aprobación del Congreso, la presidenta Boluarte se apresuró a permitir que los militares estadounidenses puedan portar armas de guerra en las “actividades de cooperación de entrenamiento” y autorizó asimismo el ingreso de “medios aéreos, medios náuticos y personal militar” de Estados Unidos, asociados con las fuerzas armadas peruanas en el Ejercicio Militar Internacional Resolute Sentinel 2023 (“Centinela Resuelto 2023”). Las fuerzas militares colombianas tomaron parte activa en estos ejercicios.
Chile y Estados Unidos, viejos amigos
Las visitas de alto nivel se están multiplicando. En abril de 2023, el general James C. McConville, jefe del Estado Mayor del Ejército de Estados Unidos, fue recibido por el Ejército de Chile. El objetivo, profundizar los lazos de amistad y cooperación entre ambas instituciones.
Las relaciones bilaterales entre las Fuerzas Armadas chilenas y las de Estados Unidos, tan firmes desde la Operación Cóndor, se han fortalecido todavía más con el presidente Boric. La región de Valparaíso fue elegida para el ejercicio Fused Response 2023 (“Respuesta Muy Unida”), organizado por el Comando Sur de Estados Unidos, en conjunto con el Ejército de Chile, para comprobar el nivel de alistamiento del personal en operaciones militares conjuntas. El ejercicio, de carácter anual, se llevó a cabo gracias a la invitación enviada por el Estado Mayor Conjunto del Ejército chileno, EMCO.
El teniente coronel Davor Versalovic S., jefe del Departamento Planes del COPE y oficial de enlace del ejército chileno, señaló: “Que el Comando Sur de Estados Unidos haya resuelto ejecutar el ejercicio en Chile es, por las características que ve en nuestro país, un amigo, de impacto estratégico. En ese sentido, confía en el profesionalismo de nuestras Fuerzas Armadas y, en este caso, de nuestras fuerzas especiales”.
La coordinación de las acciones militares comprende desde la presencia de personal hasta el despliegue de medios motorizados y aéreos.
“Al llevar a cabo este ejercicio en Chile, EE.UU. está intentando integrar a los efectivos chilenos en sus distintas instancias. Es así que vamos a contar con chilenos en el Cuartel General de ellos, trabajando de manera combinada”, destacó con orgullo el oficial. Agregó que este tipo de acciones “nos posiciona en un lugar de preferencia respecto a otros países en la región”. Cabe recordar que durante 2023 también se realizó en Chile una nueva versión del ejercicio Estrella Austral.
Colombia en la estrategia estadounidense
La construcción de instalaciones con capacidad militar en la isla Gorgona no puede verse como aislada de la estrategia global del Pentágono. La forma como el gobierno colombiano ha tratado de ocultar los intereses y la financiación estadounidenses, como también los adversos impactos ambientales, han sido ampliamente difundidos por las comunidades regionales y por el Comité Salvemos Gorgona
También ha querido ocultar el gobierno que el Comando Sur está trabajando con los colombianos a fin de albergar un curso multinacional para oficiales de logística.
La presencia militar en Colombia va más allá. Washington y Bogotá suscribieron en diciembre de 2023 un plan de acción enfocado en el desarrollo de capacidades de las Fuerzas Especiales Colombianas. La Embajada calificó de “histórico” el acuerdo en su cuenta de X.
Según fuentes estadounidenses, el plan, que se desarrollará entre 2025 y 2029, establece un marco de cooperación en el que se compartirán experiencias, prácticas y conocimientos entre el Special Operations Command South, Socsouth (Comando de Operaciones Especiales Sur de Estados Unidos) y las Fuerzas Especiales Colombianas. El Socsouth es el responsable de supervisar las operaciones especiales de Estados Unidos en América Latina y el Caribe.
La declaración que hace público el acuerdo señala: “Mediante esta nueva alianza, los dos países apuntan a fortalecer la estabilidad regional y fomentar un intercambio profesional con el objetivo de mejorar la eficiencia y efectividad de las operaciones especiales colombianas”. Además, buscan “mantener y potenciar la seguridad en la región durante los próximos cinco años”.
El Socsouth hizo énfasis en la importancia de este primer plan de acción bilateral, ya que consolida la estrategia conjunta encaminada a promover la seguridad y estabilidad en América Latina y el Caribe. En este sentido, añade, la colaboración entre ambos es vital para afrontar los retos actuales y futuros, como el narcotráfico, el terrorismo y otras amenazas trasnacionales.
Ante tanta evidencia, no hace falta añadir que el plan demuestra la supeditación del gobierno colombiano a la estrategia global de Estados Unidos.