Klaus Ziegler, El Espectador, Bogotá, noviembre 4 de 2009
Las diferencias en el color de piel, forma de la nariz y textura del cabello entre un nórdico y un aborigen australiano son tan evidentes que parece una necedad preguntarse si las razas humanas son categorías biológicas reales y no meros constructos sociales.
En su fisonomía un sueco y un nigeriano aparentan estar más alejados entre sí que un murri de Queensland y un sudanés, a pesar de que el genoma de un africano se asemeja más al de un europeo que al de un habitante nativo de Oceanía.
En un artículo publicado en 1975, el biólogo Richard Lewontin sorprendió a la comunidad científica al revelar que, contrario a nuestra intuición, más de un 85% de la diversidad genética humana se presenta entre individuos de una misma “raza”, y sólo un 6% entre individuos de “razas” diferentes, de lo cual se sigue que el concepto convencional de raza carece de significado biológico. En palabras simples, y a manera de ejemplo, dos alemanes pueden ser tan diferentes entre sí como un alemán y un chino.
Sin embargo, no todos los genetistas están de acuerdo con las conclusiones de Lewontin, que han criticado de estar motivadas por razones políticas. Según el genetista Anthony Edwards, la “métrica de polimorfismos simples”, usada por Lewontin para medir distancias entre poblaciones, es demasiado burda. Según este científico, si en vez de polimorfismos aislados se examinan conjuntos completos de alelos, resulta posible apreciar diferencias entre los distintos grupos humanos, comparables a las aceptadas en la literatura para clasificar a una población como subespecie, lo que probaría que las diferencias raciales son más que melanina en la epidermis.
No obstante, ocurre con frecuencia que cuando se examinan conjuntos distintos de alelos, individuos que habían sido clasificados en grupos diferentes quedan formando parte de un mismo grupo. El problema es similar al que se presenta cuando se quiere situar un artículo en las secciones de un supermercado, digamos un desodorante, que bien podría estar en la sección de farmacia, o en la de aseo.
Aunque los africanos constituyen la población humana más diversa del planeta, un arraigado prejuicio insiste en considerarlos una sola raza: la negra. Y aunque los europeos sean uno de los grupos humanos más mestizos, persisten perniciosos mitos de razas puras, arias…
Comparada con la mayoría de las especies animales, los seres humanos mostramos una variabilidad genética reducida, testimonio de que somos todos parientes, descendientes de una única familia que un día se aventuró fuera del continente africano y pobló el planeta.