La conferencia de paz que tuvo lugar el 15 y 16 de junio en Zúrich resultó ser un rotundo fracaso. Los firmantes de la declaración final admitieron que cualquier esfuerzo por alcanzar la paz sería inviable sin la participación de Rusia. Además, las únicas delegaciones relevantes que suscribieron la declaración fueron las de los miembros de la OTAN y sus aliados.
Origen del conflicto en Ucrania
Tras la caída de la Unión Soviética y la disolución del Pacto de Varsovia entre 1990 y 1991, la Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN-, aunque originalmente creada para enfrentar al bloque soviético, comenzó a expandirse hacia el este, incumpliendo compromisos previos. La OTAN integró a varios países de la antigua Unión Soviética, desplegando dispositivos militares y potenciales instalaciones nucleares en esos territorios. En 1999, Polonia, Hungría y la República Checa se unieron a la OTAN, seguidos por siete países más de Europa Central en 2004, y Albania y Croacia en 2009.
En 2008, Estados Unidos propuso la incorporación de Ucrania, pero el gobierno ucraniano optó por un estatus de no alineado. Tras el golpe de Estado de 2014, el nuevo gobierno ucraniano priorizó su vinculación a la OTAN, y en junio de 2021, durante la conferencia de Bruselas, se estableció una hoja de ruta para dicha vinculación.
Documentos estadounidenses de la época, como los de la Corporación Rand, ya señalaban que parte de la estrategia de Estados Unidos era confrontar a Rusia, debilitarla e incluso fragmentarla. Esta estrategia fue confirmada por las sucesivas estrategias de seguridad nacional formuladas por los últimos presidentes de Estados Unidos.
Tensiones internas en Ucrania
Mientras tanto, los eventos en Ucrania evolucionaron rápidamente. El gobierno pro-OTAN llevó a cabo una represión violenta contra los sectores sociales de origen ruso y los rusohablantes, principalmente ubicados en el este del país, en las regiones del Donbás y en Crimea, dos de las principales provincias del país. Estos grupos no compartían las políticas gubernamentales y preferían un acercamiento a Rusia.
La amenaza del acercamiento de la OTAN a las fronteras rusas y la represión sobre los habitantes de origen ruso provocaron la intervención rusa, desatando la guerra que Ucrania sufre en la actualidad.
Esfuerzos de paz frustrados por Occidente
A lo largo de este proceso, se realizaron varios intentos para aliviar las tensiones y alcanzar acuerdos de paz. Primero se firmaron los Acuerdos de Minsk, patrocinados por varios países europeos, que prometían autonomía a las provincias rebeldes dentro del Estado ucraniano y un camino constitucional hacia la paz. Más tarde, se reveló que ambos acuerdos, según confesaron Francia y Alemania, se firmaron solo para ganar tiempo mientras se ayudaba al régimen de Kiev a prepararse para una guerra con Rusia.
Un mes después de iniciadas las hostilidades, se realizaron nuevas negociaciones en las que las partes alcanzaron acuerdos que preservaban la integridad territorial de Ucrania, basados en su desmilitarización y neutralidad. Sin embargo, bajo la presión de la OTAN, liderada por Estados Unidos y Gran Bretaña, el gobierno ucraniano decidió no suscribirlos. Animado por un fuerte apoyo en dólares y armas, se embarcó en una guerra que ya lleva dos años y medio.
La correlación de fuerzas es extremadamente desfavorable para Ucrania, que ha sufrido la pérdida de más soldados de los que tenía al inicio del conflicto, con aproximadamente 500,000 muertos del lado ucraniano. Este país no habría podido mantenerse en la guerra sin el apoyo masivo de la OTAN, que ha proporcionado más de 300,000 millones de dólares en ayuda militar y económica, una cifra superior al PIB de Ucrania en 2022 y que cuadruplica el presupuesto militar de Rusia.
Gradualmente, se han ido revelando los objetivos de Estados Unidos en esta guerra. El senador Lindsey Graham mencionó recientemente que Ucrania posee activos naturales críticos valorados entre 10 y 12 billones de dólares y que no se podía permitir que Rusia compartiera esas riquezas con China. En la Conferencia de Zúrich, la vicepresidenta Kamala Harris destacó en su discurso que Estados Unidos no estaba involucrado por altruismo, sino por sus intereses nacionales estratégicos.
Un parlamentario alemán indicó que, para la transición energética, Europa necesita los yacimientos de litio de Ucrania, mientras que el Washington Post mencionó que los depósitos de carbón, gas y tierras raras ubicados en los territorios controlados por Rusia son vitales para Occidente.
Esto ha dejado en claro que la verdadera causa de la guerra no es la lucha por la libertad y la democracia, sino motivos mucho más pragmáticos: los recursos de Ucrania y, eventualmente, la inmensa riqueza natural de Rusia, una vez que sea fragmentada, similar a lo ocurrido con Yugoslavia.
La conferencia de paz en Zúrich
La Conferencia de Paz en Zúrich, tras más de dos años de guerra, solo sirvió para poner en primer plano las demandas que Ucrania ha sostenido desde el inicio del conflicto. Sin embargo, estas se presentan ahora con un ejército derrotado, una economía devastada y una dependencia total de la ayuda extranjera que la mantiene a flote. En estas condiciones, Zelensky exige que Rusia se rinda.
Por su parte, Rusia ha aumentado sus demandas, insistiendo en el reconocimiento de las realidades sobre el terreno y reafirmando sus objetivos iniciales: la neutralidad, desmilitarización y desnazificación de Ucrania. Además, Rusia exige el levantamiento de las sanciones impuestas por Occidente.
De los 193 países miembros de la ONU, se invitó a 160. Sin embargo, casi la mitad rechazó la invitación, incluyendo a China y muchos países del Sur Global.
Varios de los países que asistieron enviaron delegaciones de bajo nivel. Ninguno de los miembros de los BRICS ni sus aliados suscribieron la declaración, y países importantes como India, México, Arabia Saudita, Sudáfrica y Emiratos Árabes Unidos no enviaron a sus líderes. Además, catorce de los países que participaron en la cumbre se negaron a firmar la declaración. Entre ellos estaban Brasil, India, Sudáfrica, México, Armenia, Bahréin, Indonesia, Eslovaquia, Libia, Arabia Saudita, Tailandia, Irak, Jordania y Emiratos Árabes Unidos.
«Rusia está venciendo a la OTAN en territorio ucraniano, pero esta alianza no ha cesado sus esfuerzos bélicos, lo que está causando un grave sufrimiento al pueblo ucraniano.»
Gustavo Petro en la conferencia de paz
Hasta la noche anterior y durante varias semanas, el presidente Petro había anunciado su participación en la Conferencia, aun cuando era conocido el tema central. De América Latina, solo el progresista, Gabriel Boric, Javier Milei y Daniel Noboa de Ecuador, aliados firmes de Washington, junto con Uruguay, Costa Rica, Guatemala y Perú, respaldaron a Zelensky. Los gobiernos de los países que firmaron representan el 20% de la población mundial y el 40% del PIB global.
Esa misma semana, Zelensky fue invitado a la Cumbre del G7, donde se le ofrecieron nuevos préstamos sin involucrar a la Unión Europea. Días antes, había estado en Alemania en otra cumbre para hablar sobre la reconstrucción de Ucrania, mientras el canciller alemán continuaba enviando recursos para seguir destruyendola.
La situación actual del conflicto en Ucrania
Rusia está venciendo a la OTAN en territorio ucraniano, pero esta alianza no ha cesado sus esfuerzos bélicos, lo que está causando un grave sufrimiento al pueblo ucraniano. La guerra ha beneficiado únicamente a Estados Unidos, mientras que Europa no ha visto ventajas y solo ha aumentado su dependencia de la superpotencia.
La Conferencia de «Paz» no ha contribuido a la desescalada del conflicto ni mucho menos a alcanzar la paz. El grupo que la organizó no está ganando, y Ucrania atraviesa momentos de inestabilidad política. Existe el peligro de que, en su desesperación, el mando norteamericano y la OTAN intenten precipitar un conflicto nuclear o escalar la guerra a un nivel que podría desencadenar una conflagración mundial.