Vimos en la columna “¿Y LA GASOLINA QUÉ?, que al descomponer el precio del galón de gasolina, el productor (Ecopetrol S.A) se lleva el 57.4 por ciento, y el Estado, a través de impuestos, el 27.9 por ciento. En cambio en el mundo, los refinadores (privados) se llevan el 30 por ciento y los Estados el 60 por ciento, en promedio. Esto nos demuestra que el mayor rentista del negocio de los combustibles es Ecopetrol y no el Estado. El Ministro de Minas entrante acaba de anunciar que se le bajará a la gasolina a través de los impuestos, sin afectar las finanzas de Ecopetrol S.A. Error, el precio se debe bajar reduciendo los costos de producción, tratamiento, transporte y refinación del petróleo. Todas estas variables son responsabilidad de Ecopetrol S.A, las empresas operadoras y las contratistas. ¿Por qué?
Comparando los costos de producción y refinación, Ecopetrol tiene los costos más altos de Latinoamérica. Por ejemplo, mientras que en Colombia el barril llega a refinería a un costo promedio de 29.3 dólares, en Bolivia llega a 16.13; en Brasil a 25.6 (producción offshore); en Ecuador a 17; en Perú a 12; en Venezuela a 16.12; y en Argentina a 14. La razón de estos costos altos para Ecopetrol S.A y las demás empresas operadoras es la tercerización en todos los procesos productivos, pues prácticamente las empresas operadoras ya no operan, sino que contratan y subcontratan, generándose mucha intermediación. La burocracia también es tan alta, que incluso existen contratos que se manejan solos y tienen hasta 5 interventores.
El costo de refinación de Ecopetrol dobla el costo promedio para refinerías de idéntica tecnología, porque la eficiencia de muchas unidades de producción es muy baja (como la de producción de ciclohexano y la de polietileno, por ejemplo); porque hay sobrecostos en los contratos con terceros para el mejoramiento de procedimientos y excelencia operacional; porque se construyen obras que luego se eliminan o no se utilizan (como los dolphins del muelle de carga y descarga llamado roll on roll off); porque se invierte en proyectos que no cierran financieramente (como la ampliación de las plantas de polietileno, parafinas y aromáticos); porque hay incumplimiento en los días de parada planeados (generalmente duran el doble), y retrasos enormes en la ejecución de muchos proyectos (como la eliminación del Área de Tratamiento Biológico –ATB-, indispensable para el proyecto de modernización de la refinería); en fin, son tantas las anomalías que finalmente generan sobrecostos de miles de millones de dólares, que los colombianos deben compensar pagando altos precios en los combustibles.
Lo anterior se puede observar en el proyecto de expansión de la refinería de Cartagena, el cual tiene un atraso del 30 por ciento y tendrá un sobrecosto de más del 50 por ciento (costará más de 6.000 millones de dólares). Igualmente está pasando con el proyecto de modernización de la refinería de Barrancabermeja, que se presentó por un valor de 3.386 millones de dólares, y sin embargo, la compañía Foster Wheeler le advirtió a Ecopetrol que el proyecto costaría entre 4.500 y 5.000 millones de dólares, y que terminaría en el año 2017.
Estas malas administraciones y pésimas planeaciones le están generando un detrimento patrimonial a la Nación por sobrecostos, que superará los 4 mil millones de dólares, sin contabilizar el lucro cesante que genera el retraso de las obras; y que finalmente terminaremos pagando todos los colombianos a punta de combustibles carísimos.
*Ing. de Petróleos. Presidente del Orseme.