Por el autor, Héctor-León Moncayo S.
No cabe duda que un rasgo primordial de los actuales tratados de libre comercio es la inclusión de un capítulo destinado a la protección de las inversiones extranjeras, o más exactamente transfronterizas. Sin embargo, existen también otros tratados, de naturaleza bilateral, que persiguen el mismo objetivo y que no han merecido igual atención por parte de las organizaciones sociales. Son los llamados Tratados Bilaterales de inversión –TBI– o en su denominación más amplia, Acuerdos de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones, APPRI. Generalmente se suscriben entre un país de los llamados desarrollados y uno “en desarrollo” y han sido un logro de las grandes Empresas Multinacionales, sus verdaderos artífices. Suponen uno de los grandes mitos de nuestro tiempo: que la inversión extranjera es indispensable para el desarrollo y que esta debe ser atraída y protegida para obtener sus beneficios. El objetivo de este trabajo es describir su naturaleza, pero en un contexto histórico que facilite su comprensión. El caso que se analiza es el de Colombia, que no se caracteriza precisamente por haber suscrito muchos de ellos, pero puede generalizarse fácilmente ya que sus rasgos y evolución son comunes a todos los de su especie.
El contexto presentado aquí es, además, la base de la interpretación. Se sostiene que forman parte de un proceso histórico en el cual las fuerzas del capital logran imponer finalmente un andamiaje jurídico en el cual sus supuestos derechos deben ser protegidos de las amenazas del Estado. El discurso es, por supuesto, el del neoliberalismo. Pero, por eso mismo, se decidió empezar por describir una etapa anterior en la cual la argumentación era exactamente opuesta. Hoy en día, al parecer, es necesario recordarla. Este capítulo además sienta las bases conceptuales para el desarrollo siguiente. La gran transformación ocurrida a partir de los años ochenta se ilustra con el caso de Colombia, para explicar luego su sentido en la historia de los TBI en el mundo, de donde se desprenden los elementos fundamentales de las aspiraciones del capital, expresados también en otros instrumentos como los TLC. Una vez establecida la interpretación, se vuelve a echar una mirada sobre Colombia en esta primera década del siglo, lo cual, a su vez, permite vislumbrar la naturaleza de la encrucijada actual. La hipótesis central sostiene que estamos nuevamente en un periodo de cambio, y el objetivo final resaltar el contenido promisorio de la resistencia actual.
Este trabajo se concentra en el examen de los TBI y no aborda otros temas colaterales cuya importancia no se desconoce pero lo hubieran hecho innecesariamente prolijo. Debo agradecer, finalmente, el apoyo y la contribución del abogado David Rodríguez, especialmente en la comparación jurídica de los diferentes tratados.
A continuación se presenta en documento completo:
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