Eduardo A. Castro.
El Universo es una gran sopa química. En el núcleo de las estrellas se forjan cada uno de los elementos de la Tabla Periódica. Cuando ellas mueren, sus moribundos fuegos los inyectan en el medio interestelar. Escudriñando en el interior de las nebulosas, en las atmósferas de otros planetas y de algunos satélites, en el frio núcleo de los cometas o en la negra superficie de asteroides y meteoritos, encontramos sinnúmero de moléculas, algunas de las cuales son los sillares de los polímeros de la vida. El estudio de ellas no dará luces para entender el origen de la vida en nuestro planeta azul y la certeza científica de que el fenómeno vital no es una rareza en la inmensidad del Cosmos.
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