La actual situación económica del país es absolutamente crítica. El desempleo y la pobreza se mantienen en niveles realmente preocupantes, el aparato agropecuario e industrial no repuntan como resultado de los Tratados de Libre Comercio (TLC), la concentración de la riqueza y la desigualdad social continúa profundizándose, la dependencia del capital extranjero como variable principal de la economía nacional se aumenta, y sus nefastas consecuencias se sienten en el persistente déficit de las cuentas externas y en el déficit fiscal, al no poder garantizar las enfadadísimas tasas de ganancias o de rentabilidad que exige el gran capital financiero internacional, principalmente el norteamericano.
El alza de los impuestos indirectos como a los alimentos, bebidas azucaradas o el impuesto a los combustibles gracias a la reforma tributaria aprobada recientemente, viene golpeando duramente el consumo de los hogares, en especial el de las capas medias y el de los sectores más vulnerables, mientras se mantienen las inmensas exenciones tributarias a las grandes corporaciones multinacionales, afectado por esa vía la capacidad de obtención de mayores ingresos y ocasionado que el país tenga que ver cómo crece su endeudamiento con la banca multilateral, como resultado de todo este haz de políticas públicas que traza el libre comercio y el neoliberalismo, el cual sea elevado a una fase superior en la actual administración del Presidente Juan Manuel Santos.
Para el caso específico del sector educativo, esta política consiste en el marchitamiento de la educación pública, a través del recorte progresivo de los recursos que gira el gobierno central a las entidades territoriales y a las universidades públicas, además de seguir profundizado con todo rigor la
política de la privatización de la educación, que convierte lo que es un derecho fundamental y esencial, en un execrable negocio.
En el siguiente informe analizaremos la crisis de la educación en el departamento del Bolívar, sus causas y consecuencias.
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