Los anales de la Historia oficial de Colombia durante muchos años desterraron las voces de las mujeres de los relatos sobre el proceso de Independencia de nuestro país. Aquellas que entregaron sus vidas por la causa libertadora, fueron excluidas de la memoria histórica que enseñó a varias generaciones sobre Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Antonio Nariño, entre otros.
Sin embargo, con la llegada de los estudios de la Historia Social en los años sesenta-setenta, la historia de las mujeres, como disciplina, nació para rescatar las individualidades, con un interés específico en comprender la vida cotidiana y las investigaciones de los marxistas-humanistas ingleses (como Edward P. Thompson, Eric J. Hobsbawm y Raymond Williams) proveyeron de material invaluable para el progreso de la historiografía de y sobre mujeres.
Bajo esta influencia fueron publicadas varias investigaciones en la década de los años noventa e inicios del siglo XXI donde se buscó resaltar la consciencia política de las mujeres que participaron de la causa libertadora. Como señala Evelyn Cherpak: muchas mujeres habían desarrollado una conciencia de país y el sentimiento de que eran americanas y tenían intereses diferentes a los españoles del Viejo Mundo. Cuando sus hogares, familias y naciones se vieron amenazadas, ellas también se agruparon para defender lo que les era más cercano y significativo. Además, el libro de la historiadora Judith González (2018) marcó un hito abordando las representaciones y discursos creados en torno a las mujeres, interpelando las categorías de: “Heroínas”, “Mártires” y “Realistas”.
Gracias a estos trabajos y la información que recolectaron en archivos y hemerotecas sobre las mujeres, hemos conocido los nombres y las historias de aquellas que trasgredieron y subvirtieron un orden sociocultural, político y económico colonial. Así aprendimos de mujeres indígenas como Micaela Bastidas Puyucahua, de las sobresalientes Manuela Beltrán y Antonia Santos. De La Negra Magdalena en El Socorro. También de Nicolaza Jurado, Gertrudis Esplaza e Inés Jiménez, quienes para poder pelear en una batalla se disfrazaron de hombres y tomaron los seudónimos de Manuel Jurado, Manuel Esplaza y Manuel Jiménez.
No obstante, sería hasta 1932 con la reforma de la Ley 28 de ese mismo año que se consideró a la mujer como sujeto de derechos, dado que ni siquiera al tener mayoría de edad podía decidir, eran los padres o esposos quienes tomaban las decisiones. Es decir, fue 122 años después del día de la independencia de Colombia, del grito heroico que nos dio la libertad de España, que las mujeres iniciaríamos un largo proceso de organización y movilización por la lucha en el reconocimiento de nuestros derechos civiles y políticos que con la reforma constitucional de 1954 nos otorgó el derecho al voto.
Es así como la historia de las mujeres ha sido un entramado lleno de obstáculos que como dijo Simone de Beauvoir: “Bastará una crisis política (…) para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados”. Prueba de ello ha sido las arduas batallas para el reconocimiento de nuestros derechos sexuales y reproductivos, que en pleno siglo XXI siguen instrumentalizando nuestros cuerpos para sus cálculos electorales.
Con estos antecedentes, es pertinente preguntarse si, 214 años después de la independencia de Colombia, y dos años después de la llegada de Gustavo Petro a la presidencia, las expectativas de cambio han logrado materializarse, ya que sus promesas de campaña aludieron a las mujeres como la fuerza fundamental de la transformación social y política de Colombia. ¿Le ha cumplido el gobierno a las Mujeres?
Con un Producto Interno Bruto per cápita apenas superior a los US$6.000 se evidencia la debilidad de la economía, la cual determina las carencias en infraestructura y empleo. Esto ha hecho que el Plan Nacional de Desarrollo tenga falta de recursos para la implementación de políticas públicas con enfoque de Género. Además, para el trimestre móvil marzo – mayo 2024 según el DANE, la tasa de desocupación para las mujeres fue 13,2% y para los hombres 8,9%. Así mismo, en 2023, los hogares liderados por mujeres presentaron mayor incidencia de pobreza monetaria (37,7 %) y extrema (13,9 %). Estos hogares no superan la educación primaria, están desocupados y tienen tres o más niños. Por otro lado, entre enero y mayo del 2024, ocurrieron 47 feminicidios y 144 casos de tentativa de feminicidio, según registros de la Defensoría del Pueblo, que ha atendido más de 3.710 casos de violencias basadas en género.
En 2023, los hogares liderados por mujeres presentaron mayor incidencia de pobreza monetaria (37,7 %) y extrema (13,9 %). Estos hogares no superan la educación primaria, están desocupados y tienen tres o más niños. pic.twitter.com/Ibgur4KgDo
— DANE Colombia (@DANE_Colombia) July 16, 2024
Finalmente, varias organizaciones feministas le enviaron una carta al presidente Gustavo Petro donde le piden ser tenidas en cuenta en un espacio de participación que les permita mayor diálogo con el gobierno sobre el rumbo del viceministerio. “Les hacemos entonces la solicitud concreta para que desde el gobierno se realice un Gobierno con el Pueblo con las mujeres en sus diversidades y provenientes de los diversos territorios micro, meso y macro que constituyen este país, para que se nos presenten los lineamientos, programas y proyectos con presupuestos por líneas e inversión regional y se establezcan escenarios de comunicación directa, garantizando la participación amplia de delegadas del movimiento amplio de mujeres desde sus bases”
En el día de la independencia de Colombia, vale preguntarse: ¿Cuánto ha contribuido el gobierno de Petro a la independencia económica de las mujeres?
¿Fue el cambio en primera? Como dijo un famoso político.