El presente artículo analiza la rivalidad económica entre las potencias, subyacente tras la guerra de Irak. Al margen de los resultados de la conflagración y aún si los países que se oponen a ella acaban plegándose a la agresión estadounidense contra dicha nación o la aceptan como un hecho cumplido, tales antagonismos mantendrán su vigencia y continuaran perfilando el futuro mundial.
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