Mientras en Estados Unidos y otros países desarrollados sus poblaciones pueden hartarse con una amplia variedad de alimentos, en las naciones más pobres mueren diariamente miles de niños de física hambre y los que sobreviven, se convierten en adultos famélicos u obesos desnutridos. Las políticas de apertura económica impuestas a los países subdesarrollados y agenciadas en ellos por gobernantes apátridas, han arrasado con las agriculturas nacionales llevando hambre y desnutrición a amplios sectores de la población, como actualmente está sucediendo en Colombia.
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