Uno de los alimentos estrella en la canasta básica familiar de los colombianos es la papa, pero en el 2022 su precio aumentó en un 37 %.
La papa está dentro de los 5 alimentos principales de la canasta familiar en Colombia, de hecho, es el segundo producto más consumido en el país, razón por la cual el aumento de su precio de un 37 % en el último año, está golpeando fuertemente la economía familiar de millones de colombianos.
Un bulto de papa pastusa que costaba $100.000 pesos hoy puede llegar a valer $130.000 pesos. Este incremento, sumado al de otros alimentos, ha llevado a que, en varias regiones del país, como Norte de Santander, los propietarios de restaurantes aumenten el costo de un almuerzo corriente hasta en un 40 %.
Se podría pensar que los paperos del país están haciendo “su agosto” gracias a los altos precios del producto, pero lo cierto es que están pasando una grave crisis pues además de los problemas climáticos, el costo de los fertilizantes y los rezagos de la pandemia que afrontan, se les suma el abandono del Estado desde hace varios años, el aumento de la importación de papa y la falta de políticas agrarias efectivas y claras para este sector.
La papa puede ser fácilmente producida en Colombia pero políticas como la apertura económica y tratados comerciales nefastos como los TLC, han desincentivado la producción de decenas de productos claves como la papa, golpeando la seguridad y autonomía alimentaria de Colombia a tal punto que el periódico El País de España asegura que según una reciente evaluación entre poblaciones migrantes y comunidades de acogida del Programa Mundial de Alimentos en Colombia, advierte que aproximadamente la mitad de 7.097 hogares encuestados en ciudades con alta concentración de migrantes venezolanos, como Cúcuta, tienen un consumo de alimentos insuficiente. Y agrega el diario, que la mayoría consumen menos de tres comidas al día y al menos uno de cada cuatro hogares tiene una dieta pobre o limitada, lo que significa que dependen en gran medida de granos y cereales y tienen una diversidad dietética baja.
El precio de este alimento parece no va a bajar, su consumo ya es un lujo para miles de colombianos y mientras el sector lucha contra la corriente para poderse sostener, se esperan de parte del Gobierno una serie de medidas efectivas que a largo plazo fortalezcan la producción de papa y ojalá no sean las ya conocidas medidas temporales que solo han servido para alargar el padecimiento del sector.
No puede ser que, para los habitantes de un país con un gran potencial para la producción agraria, la papa se les vuelva un producto que solo pueden consumir los más ricos del país y que los pobres tengan que limitar su consumo para ocasiones especiales y cuando su precaria economía se los permita.