El actual debate sobre la reforma pensional ha puesto en primer plano supuestos que los últimos gobiernos han considerado artículos de fe y que no representan más que un conjunto de equivocaciones sobre las características de las pensiones, su papel en el déficit fiscal, la razón de la ausencia de suficientes dineros para cubrirlas, la existencia de diferentes regímenes y la necesidad de aumentar el gasto social. La mayor parte de las consideraciones oficiales están basadas en cifras amañadas y en un enfoque neoliberal, el cual supone que las pensiones deben ser fruto del ahorro individual, que la población envejece aceleradamente, que debe haber un sistema único de pensiones y que la forma de financiar el gasto social es disminuyendo las pensiones de los sectores «privilegiados». En el presente artículo se controvierten esas afirmaciones y se critica la proyectada reforma pensional.
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