LA SILLA VACíA / Por: Juan Esteban Lewin, Mar, 2014-12-16
El tratado de libre comercio (TLC) con Corea del Sur es el tratado comercial que más debate ha producido desde el TLC con Estados Unidos. Ninguno ha tenido tantos líos en su aprobación ni ha producido una alianza tan amplia en su contra. A pesar de eso, está a punto de ser aprobado en tiempo récord.
Después de dos años de negociaciones, Corea del Sur y Colombia firmaron un tratado en Seúl en febrero de 2013. El gobierno lo presentó en la legislatura pasada y, por cuenta de toda la oposición, nunca avanzó y se hundió por falta de términos. En septiembre lo volvieron a presentar la ministra de ComercioCecilia Álvarez-Correa y la viceministra de relaciones Exteriores Patti Londoño.
El proyecto duró más de dos meses quieto, pero en los últimos quince días, cuando ya casi no quedaba tiempo para su discusión, se disparó. El primero de diciembre se publicó la ponencia para los debates en las comisiones segundas de Senado y Cámara, favorable, y apenas dos días después, el 3, lo aprobaron. Una semana después, el miércoles pasado, se publicaron las ponencias favorables para que las plenarias aprobaran el proyecto. Es decir, en 15 días pasó todo lo que no había podido pasar en un año.
Lo que aceleró todo el proceso es que el gobierno ahora sí se la jugó a fondo: el 26 de noviembre radicó mensaje de urgencia y movió sus fichas en el Congreso. Por eso, su aprobación en las plenarias se da por descontada.
A menos de que la atípica alianza entre empresarios, trabajadores y políticos de izquierda logre propinarle una gran derrota a Juan Manuel Santos y a Carlos Mattos, uno de sus grandes donantes en la campaña de 2011 y uno de los mayores beneficiarios con este tratado.
La alianza
Desde entonces varios sectores lo han apoyado, incluyendo los importadores de carros coreanos, que en 2013 sumaron el 41 por ciento de todas las importanciones de Corea; los que traen electrodomésticos LG, Samsung y Daewoo; y los mineros que podrían encontrar un nuevo mercado para hierro, ferroníquel y coltán.
El más grande de estos ganadores sería Mattos, quien tiene la representación de la Hyundai en Colombia, que en 2013 vendió más de 25 mil carros y fue el responsable de casi una quinta parte de todas las importaciones de Corea, lo que corresponde a alrededor de los mismos 230 millones de dólares de todas las exportaciones de Colombia al país asiático.
Además, tiene un enredado litigio por el 10 por ciento de las acciones del importador de Kia,Metrokia, cuyos accionsiats mayoritarios son los ecuatorianos del Grupo Eljuri y que es otra de las emrpesas ganadoras. De hecho, Mattos ha defendido el TLC en varias ocasiones, incluyendo una entrevista con María Isabel Rueda
Los gremios del agro, como la Federación de Cafeteros, la SAC y Fedegan también lo han defendido, porque Corea importa productos del agro como carne, lácteos y café; pero las dignidades agrarias afirman que esa posibilidad es muy remota porque el mercado coreano ya está copado por productores con ventajas comparativas como Vietnam. Y muchos economistas dicen que es una buena medida porque va a abaratar muchos productos apra todos los consumidores colombianos.
Amigos y enemigos están de acuerdo con algunos puntos: Corea es muy fuerte en sectores industriales en los que Colombia también juega, así sea con menos fuerza, sobre todo el automotriz y la llamada línea blanca (electrodomésticos de cocina).
Así que rápidamente se delineó una coalición amplia contra ese TLC. Se reunieron varios enemigos usuales de los TLC como las tres grandes centrales sindicales, a pesar de que una de ellas, la CGT, era muy cercana al gobierno Santos I y especialmente al entonces vicepresidente Angelino Garzón; las dignidades del agro; y la izquierda, encabezada por el Polo Democrático.
Pero también llegaron empresarios, sobre todo el gremio de los fabricantes de autopartes, Acolfa, encabezado por Camilo Llinás y directamente empresas de autopartes, como Yazaki-Ciemel.
Esto porque el TLC promete golpear muy fuerte a las ensambladoras de carros y a todos sus proveedores, los autopartistas. Por más a los segundos porque mientras las primeras pueden pasar de ser fabricantes a comercializadores, como recientemente hizo Mazda, los segundos difícilmente pueden sobrevivir.
Esta gran alianza la coordinó Proindustria, una coalición de varias empresas y cuya cabeza, Guillermo Rodríguez, fue la cabeza visible del “No TLC con Corea”.
Esa alianza, atípica para Colombia donde empresarios y sindicatos suelen estar en orillas opuestas, se movió con foros, cartas como la que en 2012 lograron en Caldas (con firmas de gobernador, gremios, alcaldes y congresistas) y movilizaciones sociales.
La alianza no pudo impedir que en febrero de 2013 se cerraran las negociaciones en Seúl y que el gobierno luego presentara el proyecto de ley en el Congreso.
Pero, indirectamente, sí logró demorarlo. En 2013 el gobierno logró la aprobación del Senado, y en 2014 tenía los votos para pasarlo en la Cámara, pero el tamaño de la movilización, la posibilidad de que la aprobación se sumara a todos los problemas del agro y llevara a las dignidades a paro, la oposición de una izquierda que lo estaba apoyando en la reelección y la cercanía con las elecciones, lo frenaron.
El entonces presidente de la comisión Segunda, el conservador santista Telésforo Pedraza, le dio prioridad a foros y al final explicó que el gobierno había pedido un compás de espera para estudiar las preocupaciones de los autopartistas.
Tras esa decisión, Mattos, quien ha construido su fortuna en la importación de carros Hyundai de Corea,dijo que había hecho mucho lobby y había terminado afectado por el hundimiento, mientras que el entonces Ministro de Comercio Santiago Rojas dijo que se iba a discutir más el TLC, dadas sus implicaciones.
Así que tema quedó aplazado pero no enterrado.
La aplanadora en el Congreso
El gobierno no madrugó a volver a presentar el TLC: se demoró casi dos meses desde que se posesionó el nuevo Congreso antes de hacerlo.
Inicialmente no avanzó. El senador de La U Mauricio Lizcano, que viene de Caldas, donde el impacto es fuerte porque hay varias empresas que se afectarían (como los electrodomésticos de Mabe, los productos metálicos de Induma y Ternium o los plásticos de Riduco), fue nombrado coordinador ponente y programó tres foros regionales para discutir el proyecto.
Pero tras el primero de esos foros, de repente y cuando el proyecto estaba quieto sin siquiera una ponencia, el 26 de noviembre, la ministra Álvarez-Correa presentó mensaje de urgencia para que el Congreso pudiera sacarlo en las tres semanas que quedaban de las sesiones. Lo mismo ocurrió con la Alianza Pacífico, otro TLC con Chile, Perú y México que avanzó en paralelo.
La Silla le preguntó a Alvarez-Correa por qué el súbito afán y dijo que el país lleva en este debate desde 2009 y que “ahora es cuando necesitamos exportar más productos no minero-energéticos”, debido a la caída de los precios de petróleo y carbón. Agregó que el sector agrario es ganador en Corea, como han dicho gremios como la SAC y Fedegán, y que las exportaciones.
Siete fuentes consultadas y conocedoras del proceso del TLC, desde miembros de la izquierda hasta asesores o directivos de gremios, dijeron que el gran beneficiado era Mattos, aunque La SiIla no encontró ninguna prueba de que haya hecho lobby en el Congreso o ante el gobierno.
En todo caso, el empresario tiene un especial interés no solo por el tamaño de sus importaciones sino porque ha visto caer su participación en el mercado de carros del 14,4 por ciento en 2009 al 6 por ciento del mercado en el primer semestre de este año, pero que con el TLC verá bajar el arancel de esos carros. Hoy cada carro importado de Corea paga el 35 por ciento de su valor en la aduana y en 10 años será cero.
En cualquier caso, tras el mensaje de urgencia Lizcano, canceló el siguiente foro, que era al día siguiente (el jueves 27) en Barranquilla, y el tercero en Medellín.
En apenas cinco días, incluyendo un fin de semana, se había presentado y publicado una ponencia favorable en las comisiones segundas de Senado y Cámara, todo al tiempo.
Apenas dos días después, el miércoles 3 de diciembre, se debatió en una sesión conjunta de las dos comisiones segundas y pasó tan rápido que los críticos han dicho que salió pupitreado.
Los dos congresistas del Polo (el senador Iván Cepeda y el representante Alirio Uribe) pidieron archivar el proyecto. Todos los demás congresistas se opusieron y en la votación solo los acompañó Ana Paola Agudelo, del Mira.
Es decir, acá no solo se movió en bloque la Unidad Nacional sino todo el resto de las bancadas. Votaron a favor conservadores como los representantes Aída Merlano, Miguel Ángel Barreto y la senadora Nidia Marcela Osorio; miembros del PIN como la representante María Eugenia Triana y la senadora Teresita García Romero; uribistas como las senadoras Thania Vega y Paola Holguín y el representante Federico Hoyos; la ficha de Yahir Acuña José Carlos Mizger; e incluso el senador indígena Marco Avirama.
Incluso lo hizo el liberal Luis Fernando Velasco, quien se había opuesto al TLC en el pasado. Todos.
Tras esa aprobación, el proyecto siguió a toda velocidad y anoche estaba en el orden del día en las dos plenarias paralelas de Senado y Cámara, pero se aplazaron las dos sesiones.
¿Cómo salió tan rápido un TLC que había sido tan polémico?
Según cinco congresistas y cinco personas de gremios involucrados, la gran respuesta es que el gobierno se movió a fondo e impuso sus mayorías. No fue solo la ministra Álvarez-Correa, sino que la Canciller María Ángela Holguín hizo desayunos con los miembros de las comisiones segundas. También se acercaron a los congresistas el ministro de Agricultura Aurelio Iragorri, de Interior Juan Fernando Cristo y de Hacienda Mauricio Cárdenas.
Además esta vez las oposiciones de izquierda y derecha no se encontraron, y los partidos pequeños, excepto la Alianza Verde, se fueron con el gobierno.
En el caso del Centro Democrático, el TLC no solo encaja en su ideario sino que negociaron con la Ministra de Comercio un decreto con el que se busca reducir el impacto a los sectores automotriz, de autopartes y de electrodomésticos, con medidas como lograr devoluciones de impuestos más rápidas que otros sectores o crear líneas de crédito especiales en Bancóldex.
En la plenaria, la Ministra dijo que el decreto ya está firmado, aunque aún no aparece publicado en la página de Presidencia.
Otro punto favorable al Gobierno fue un asunto de estrategia legislativa: mientras todos los reflectores estaban puestos en la reforma tributaria y el proyecto de equilibrio de poderes, este TLC pasó de agache. Prueba de eso es la rueda de prensa de ayer por la mañana, convocada por varios opositores y a la que fue… un solo medio.
Si nada cambia, y más allá de la discusión sobre si ganan todos los consumidores por tener productos improtados más baratos o peirde la economía ante una competencia desigual, mañana este proceso dejó dos grandes ganadores: Santos, quien demostró que si decide, logra armar una mayoría muy amplia, sobre todo en temas económicos; y Mattos, quien podrá vender más los Hyundai más baratos.