La segunda versión de la reforma laboral de Petro, que por estos días se tramita en el congreso, sigue sin convencer a importantes sectores de la economía. Agricultores, micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) levantan la voz contra lo que consideran un golpe directo a su capacidad de crecimiento y supervivencia. A medida que avanza la discusión en la Cámara de Representantes, aumentan las críticas y el temor de que la reforma, lejos de aliviar las cargas laborales, termine asfixiando a los sectores más vulnerables de la economía.
Un cambio que no llega al agro
Para Dignidad Agropecuaria, en el capítulo del agro, la reforma laboral de Petro no introduce mejoras significativas, por lo contrario se estima que esta afectará a los pequeños productores y trabajadores agropecuarios, quienes ya enfrentan grandes dificultades económicas.
A pesar de que se han aprobado 64 de los 67 artículos votados, únicamente 11 de ellos quedaron tal como los presentó el Ministerio de Trabajo. A su vez, el trámite se ha visto truncado por la falta de quórum en la sesión del 8 de octubre, lo que ha pospuesto la votación de los artículos restantes hasta la sesión del 16 de octubre.
La MiPymes, las más afectadas con la reforma laboral de Petro
Se estima que, entre las más afectadas por los aumentos en las cargas laborales serán las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), que representan el 99 % del tejido empresarial en Colombia. Las nuevas exigencias dificultan aún más su crecimiento, ya que deberán asumir incrementos en los costos laborales que pueden oscilar entre el 17 % y el 30 %, dependiendo del tamaño y la actividad económica.
Las empresas de servicios, comercio o aquellas que no pueden detener su producción debido a maquinaria en operación continua, como el caso de las calderas, se verán especialmente perjudicadas. Estos aumentos, lejos de fomentar el empleo formal, crearán un escenario donde la contratación será más cautelosa, promoviendo indirectamente la informalidad.
Impacto en los sectores más vulnerables
El comercio, uno de los sectores más importantes de la economía, también recibe un golpe con la reforma laboral de Petro. Restaurantes y empresas que requieren jornadas laborales nocturnas tendrán que ajustarse a las nuevas normativas, lo que aumentará los costos operativos. El sector manufacturero, que depende de la producción continua para cumplir con nuevos pedidos, también sufrirá, ya que los recargos laborales establecidos en la reforma disminuirán su competitividad.
Ante esto, muchos temen que la reducción de la jornada laboral, aunque suene atractiva, no tenga en cuenta la realidad de un país como Colombia, donde la productividad está directamente vinculada a la cantidad de horas trabajadas, dado el bajo nivel en la implementación de procesos tecnológicos.
Reforma laboral con pocos y claros beneficios
A pesar de que la reforma laboral de Petro, incluye medidas que podrían parecer positivas, como los programas de empleabilidad y apoyo a las MIPYMES, no es claro cómo se implementarán ni en qué consistirán exactamente. La ambigüedad de estos artículos hace que sea difícil evaluarlos como un verdadero avance para el sector productivo.
Según María Alejandra Osorio, vicepresidenta ejecutiva de Acopi, “esta reforma no trae beneficios reales ni para las empresas ni para el país. Es más, lejos de promover el empleo formal, podría llevar a un incremento en la informalidad y a la pérdida de empleos en sectores estratégicos”, agregó.
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La reforma laboral de Petro está desconectada del agro
Uno de los capítulos más ignorados en la reforma laboral es el que trata del sector agropecuario. Dignidad Agropecuaria ha participado en varias audiencias públicas, tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, y ha presentado análisis detallados sobre la situación del agro en Colombia. A pesar de ello, sus propuestas no fueron tomadas en cuenta en la nueva versión de la reforma.
El campo colombiano está compuesto por diversas formas de producción, desde modelos precapitalistas hasta agroindustrias desarrolladas. Sin embargo, más del 84 % de los trabajadores rurales están en la informalidad, sin acceso a derechos laborales básicos. La reforma laboral de Petro no ofrece soluciones claras a esta problemática, lo que podría agravar aún más la situación de pobreza en el campo.
En palabras de Oscar Gutiérrez, director ejecutivo de Dignidad Agropecuaria “La reforma, tiene que diferenciar una economía agrícola de la otra, y ese, creo yo, es el grave problema que la reforma presenta en este momento”, que desconoce la realidad de la economía campesina”
La competencia desleal y los tratados de libre comercio
Otro aspecto que preocupa a los productores agropecuarios es la competencia desleal a la que están sometidos debido a los tratados de libre comercio (TLC) que han sido firmados con países como Estados Unidos y la Unión Europea. Mientras que estos países subsidian a sus productores, los campesinos colombianos deben enfrentar altos costos laborales sin recibir suficiente apoyo por parte del gobierno. Con la reforma laboral de Petro, esto se profundiza.
Dignidad Agropecuaria propuso soluciones como establecer precios piso para la producción agropecuaria y renegociar los TLC, pero estas propuestas han sido ignoradas por el gobierno. Según Oscar Gutiérrez, la falta de acción en este sentido sólo perpetúa las desigualdades económicas que afectan a los pequeños y medianos productores.
¿Qué medidas necesita el país?
Si la reforma laboral de Petro llega a ser aprobada, será necesario implementar medidas que alivien la carga sobre las empresas nacionales. Entre ellas, revisar los TLC y renegociar aquellos donde haya un déficit elevado, como es el caso de los acuerdos con China. También sería fundamental mejorar el acceso al crédito y financiamiento para las empresas, y evitar cualquier aumento en la carga tributaria, que sólo empeoraría la competitividad del país.
El futuro del agro y de las pequeñas empresas en Colombia depende de decisiones que favorezcan el crecimiento económico sin asfixiar a los sectores productivos. Sin embargo, la reforma laboral de Petro, lejos de ser una solución, parece ser un paso atrás para la productividad y el plan de reactivación del país.