Por: Camilo Díaz Urrea – Falconery Velásquez Ospina
La competitividad del país es un asunto que abarca varias aristas como la infraestructura, la seguridad y la energía, pero más aun es la educación su principal determinante
Ya se cumplen catorce días del paro de docentes convocado por Fecode, las principales razones que argumenta su directorio es el incumplimiento por parte del Gobierno de los acuerdos suscritos en mayo de 2014 por la Ex Ministra María Fernanda Campo, esos acuerdos involucraban las mismas exigencias solicitadas hoy. Entre ellas: ajuste salarial para los docentes para que su asignación este en línea con su formación profesional y acorde con la que reciben los demás servidores públicos. Atención en salud con calidad. Y la reestructuración de la evaluación docente la cual es considerada como una talanquera difícilmente franqueable para ascender en el escalafón y mejorar las condiciones salariales.
A lo anterior hay que agregarle las problemáticas relacionadas a la infraestructura física especialmente en las zonas rurales, el elevado número de estudiantes por grupo que en la capital llegan a un rango de entre 40 y 45 estudiantes por salón, mientras en los países de la OCDE este número se reduce a 20. La ausencia de personal con formación en psicología y orientación para atender en forma adecuada a los estudiantes que presentan déficit de atención, problemas de aprendizaje y drogadicción entre otros.
En las zonas rurales de Colombia con frecuencia las escuelas están distantes de los lugares donde habitan los estudiantes, la infraestructura física acusa marcado deterioro y en muchas poblaciones las escuelas y colegios no tienen aulas tecnificadas y tampoco tienen acceso a internet, además en las poblaciones más pobres los estudiantes no tienen acceso a útiles escolares lo cual dificulta enormemente el proceso de aprendizaje.
Esas razones son las que han llevado a que los educadores soliciten al Gobierno que los nuevos acuerdos sean insertados dentro del Plan Nacional de Desarrollo porque es la manera de garantizar su cumplimiento y que sean tratados como política pública, máxime cuando el Presidente Santos ha decidido que uno de los ejes de su segundo mandato sea la educación, y fijó la audaz meta de convertir a Colombia en el país más educado de América Latina de aquí a 2025. Cumplir semejante meta en un periodo relativamente corto demanda una actitud política decida, lo que involucra ingentes inversiones en mejorar la infraestructura educativa para poder hacer realidad la jornada única, ampliar la planta docente, y mejorar la actual remuneración salarial que reciben los profesores.
Ese punto es uno de los que causa mayor escollo en las negociaciones, además está relacionado con la evaluación docente que también ha sido epicentro de constantes fricciones entre los educadores y el Gobierno. Por un lado los maestros se han dado cuenta que tienen una remuneración menor en un 20% que otros profesionales, además su ritmo de ascenso es significativamente más lento y está supeditado a la aprobación de constantes pruebas de evaluación.
Para ponerlo en contexto un Docente que ingresa al Magisterio debe aprobar en primera instancia la prueba de ingreso, luego para permanecer en el cargo debe aprobar la evaluación del periodo de prueba – que dura un año académico y no tres meses como en los demás contratos laborales – y debe aprobar con más del 80% la evaluación que cada año realizan coordinadores y rectores sobre su desempeño profesional donde se evalúan sus competencias disciplinares, comportamentales y pedagógicas; es decir el dominio de las asignaturas que enseñan, su forma de relacionarse con los estudiantes y otros profesores, y capacidad para resolver problemas en el aula de clase y solucionar conflictos en el contexto educativo. Sin embargo para ascender en el escalafón se deben acreditar estudios de posgrado y aprobar la prueba de ascenso, no basta acreditar la culminación de estudios realizados en Universidades aun si tienen acreditación de alta calidad otorgada por el propio Ministerio.
La escala salarial de los docentes del decreto 1278 del 2002 va desde $1,1 millones mensuales para quienes se encuentran en el primer escalafón, es decir los normalistas y tecnólogos en educación, y alcanza $5,3 millones para aquellos que cuenten con título de doctorado y estén en la categoría D del tercer escalafón, máximo grado al que se puede aspirar. Hay que anotar que del primer escalafón a la máxima categoría hay ocho peldaños por los cuales hay que ascender previa aprobación de la evaluación de ascenso y haber obtenido los correspondientes títulos de maestría o doctorado. Así mismo el grueso de los docentes del país se ubican en la categoría A del segundo escalafón lo que equivale a una remuneración entre $1,4 y $1,5 millones mensuales dependiendo si se tiene especialización o no.
Con las cuentas anteriores es que los docentes del país han decidido mantenerse en paro y reclamar por el mejoramiento de sus condiciones laborales y buscar que los nuevos acuerdos estén dentro del Plan Nacional de Desarrollo como garantía de su materialización.
Por otro lado llamó la atención la mano dura que la Ministra Gina Parody intentó aplicar a los maestros desmarcándose del carácter del Gobierno del Presidente Santos quien ha dialogado con los agricultores, los industriales, los camioneros, y mantenido los diálogos de paz a pesar de las erráticas acciones de las Farc. Queda la sensación de que el Gobierno retomó la mesa presionado por la coyuntura de realizar las pruebas PISA que estaban programadas para hoy miércoles 06 de mayo sopena de recibir sanciones desde la OCDE. Es previsible que a Colombia tampoco le vaya bien en esta versión porque no se han corregido los problemas estructurales en la educación, y serán presentadas por estudiantes que llegan desconcentrados a retomar sus actividades académicas.
Al Gobierno no le queda otra que aceptar los inmensos retos y compromisos que implica hacer de Colombia la más educada de aquí al 2025, entre esos esta incrementar la inversión en infraestructura educativa, involucrar a los padres en el proceso educativo, destinar dinero a la investigación, trabajar en cerrar las inequidades entre la educación rural y urbana, y mejorar los condiciones de los docentes. La ventaja es que el Presidente ya lo sabe porque él mismo advirtió desde hace años lo que ahora está sucediendo, en esa ocasión señaló “… no se entiende el trato de tercera que se le está dando a la educación en general y a los maestros en particular…”
Las aspiraciones de Colombia de ingresar a la OCDE van en línea con la necesidad de mejorar su competitividad que es determinada principalmente por la educación la cual logra que las personas sean más productivas y aumenten sus ingresos, así lo comprendieron tempranamente Korea, Japón, Singapur, Hong Kong y Finlandia donde ser maestro es prestigioso, se hace énfasis en la disciplina, empatía y perseverancia, se privilegia el bien común y el trabajo colaborativo, la educación es consecuente con el contexto de cada país, y se enseña menos y se aprende más.