Las ganancias corporativas en Estados Unidos en el 2021 fueron las más altas desde la década de los años 50 del siglo XX. Compañías pertenecientes al sector minero-energético como Exxon, British Petroleum y Chevron, han duplicado, triplicado y cuadruplicado sus ganancias en el segundo trimestre del 2022.
Todo lo anterior sucede en medio del conflicto entre Ucrania y Rusia que ha llevado al aumento de los costos del gas y el petróleo, situación que se ha visto reflejada en la factura de millones de personas alrededor del mundo.
Para muchos analistas lo que está sucediendo lo definen como “Greedflation” o como se le conoce en español “Inflación de la codicia”. El término se refiere más concretamente al aumento del margen de ganancias de muchas compañías alrededor del mundo mediante el incremento de los precios de sus productos. Varios economistas coinciden en que se estarían manipulando los precios de productos de primera necesidad por parte de las multinacionales, sin que estos aumentos sean realmente necesarios o que elevan sus precios solo para obtener un margen de ganancia mayor.
El aumento codicioso de muchas compañías a sus productos está afectando de manera directa el costo de vida de millones de personas.
Para Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, lo que estarían haciendo las multinacionales petroleras y de gas es inmoral, pues están obteniendo ganancias récord a costa de la crisis energética, del bolsillo de las personas y las comunidades más pobres del mundo, a la vez que se da un enorme golpe al clima.
Robert Bernard Reich, exsecretario de Trabajo de los Estados Unidos, señaló que los precios están subiendo porque las corporaciones tienen el poder de subirlos.
Uno de los culpables para que la “Greedflation” hiciera su aparición fue la pandemia. Muchas empresas entre 2021 y lo que va del 2022, fueron afectadas, quedaron muy débiles o cerraron, mientras otras fueron adquiridas por grandes conglomerados, lo que llevó a que muchos mercados quedarán en manos de unas pocas empresas lo que redujo la oferta y aumentó los costos de bienes y servicios, permitiendo la monopolización de sectores y la manipulación de precios a favor de las grandes compañías.
A pesar de que el fenómeno se vive en todo el mundo, son Norteamérica, parte de Europa, África y Latinoamérica las regiones más afectadas, en gran medida por el silencio cómplice de sus gobernantes.