Mario Alejandro Valencia, Bogotá, marzo 16 de 2009
LAS CAUSAS DE LA CRISIS
“Estamos frente a una crisis de tamaño excepcional”, decía el economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Olivier Blanchard, para describir la situación mundial a finales del 2008.
Según José Darío Uribe, Gerente del Banco de la República de Colombia, la situación actual ha provocado la pérdida de más de 40 billones de dólares de la riqueza mundial, y la revista Forbes registra que entre 2007 y 2008 la lista de las personas que tienen más de 1.000 millones de dólares pasó de 1.125 a 793, registrándose ya sea una pérdida de riqueza o -peor- una concentración de la misma.
Datos de la Organización Internacional del Trabajo indican que en el transcurso del año se perderán 50 millones de empleos y a finales de 2009 el mundo contará con 210 millones de desempleados, según “cálculos subestimados”. El Banco Mundial afirma que 400 millones de personas en el mundo se sumarán a los 2.000 millones de pobres y las cifras de la FAO superan ya los 950 millones de seres humanos con hambre en el mundo.
Sobre las causas de la crisis, el mismo Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal de los EE.UU., confiesa que “la teoría mediante el cual los mercados se autorregulan no se cumplió en la realidad”, y en el último Foro Económico Mundial en Davos a comienzos de 2009, la respuesta a cuál había sido la causa de la crisis fue casi unánime: “la creencia de que los mercados se corrigen a sí mismos” (Stiglitz. El Espectador, 7 Feb. 09). Según el economista colombiano Eduardo Sarmiento, “todas las proposiciones que sirvieron para fundamentar esa libertad de mercado son incorrectas”. El ex – ministro de hacienda José Antonio Ocampo va más allá y dice: “es el fin de los fundamentalistas del mercado. De quienes piensan que los mercados se autorregulan, de aquellos que creen que los mercados corrigen sus propios errores” (Semana, 4 Oct. 08).
Ante esta situación, la respuesta de las potencias mundiales y los países emergentes ha sido aplicar precisamente todo lo contrario a lo impuesto tradicionalmente por el FMI y el Banco Mundial a las naciones subdesarrolladas: más proteccionismo. A comienzos de este año, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó una ley que exige la utilización de acero estadounidense en los proyectos contemplados en el plan de salvamento, dándole una patada al escenario multilateral de la OMC.
Al interior de la Unión Europea las contradicciones son evidentes en la medida en que se pretende actuar “conjuntamente y de manera coordinada, dentro del marco del mercado interior y de la unión económica y monetaria” para zanjar la crisis, al tiempo que cada país aplica acciones proteccionistas por su cuenta para salvar la industria. Cuando se discutía la creación de un fondo común de la UE para el salvamento, la Canciller alemana, Angela Merkel, afirmó: “necesitamos un enfoque común en Europa, pero debemos ser capaces de adaptarnos a cada situación nacional de manera flexible”.
La retórica manifiesta en la reunión del G20 del 15 de noviembre de 2008, donde se comprometieron a no cerrar los mercados, se contrapone a las medidas adoptadas para salir de la crisis, que corresponden a la propia naturaleza neoliberal de “sálvese quien pueda”.
LA CRISIS YA HABÍA LLEGADO A COLOMBIA
Colombia ha aumentado su vulnerabilidad a las crisis mundiales debido a políticas que comenzaron hace 19 años En la últimas dos décadas, como resultado de la aplicación del “libre comercio”, se ha configurado un panorama social desalentador para el país: 22 millones de personas viven en la pobreza, 5.5 millones en la miseria absoluta, 4 millones ciudadanos han sido desplazados, 15 millones no tienen una vivienda digna, 13 millones no cuentan con acceso a agua potable, casi 3 millones (según el Dane) no tienen empleo, el 80% de los ancianos no perciben ningún ingreso, el 41% de la población está mal nutrida y el 70% de la comida es importada.
La situación no podría ser más dramática. Se ha demostrado que el crecimiento económico de los últ