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Problemática Social

Lo que se esconde detrás del Día de la Madre

May 11, 2022

Por Helen Alexa Montenegro Rojas – asistente de Investigaciones y asuntos de Género de Cedetrabajo

Entre chocolates, ramos de flores e interminables filas en restaurantes se celebró un nuevo “Día de la Madre”, que además de ser una de tantas oportunidades en el calendario para evidenciar el afán consumista también resulta siendo un muy eficaz dispositivo de legitimación de diversas formas de segregación política, social y económica que sufren las mujeres en Colombia. Además, esta “celebración” enmascara una lógica con la que todos parecen estar muy cómodos: el mejor regalo para una madre es la posibilidad de dejar de serlo por un día. En otras palabras, el reconocimiento para una mujer en esta fecha se traduce en dejar de ser, cuando menos durante lo que dura el agasajo, la principal responsable (en muchos casos la única responsable) de las actividades de cuidado vitales para el sostenimiento del hogar.

Ahora bien, ¿a qué se hace referencia cuando se habla de formas de segregación?. Las mujeres enfrentan dificultades de acceso a la educación formal, falta de oportunidades de empleo digno, baja cobertura y calidad de oferta para atención de sus especialidades médicas, así como una doble jornada laboral -dentro y fuera de sus hogares- que empobrece su tiempo disponible, situación que se recoge en la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo ENUT (2022), del DANE. 

Entre los datos disponibles se encuentra que, en el periodo 2020-2021 y respecto al tiempo diario promedio en actividades de trabajo según sexo, las mujeres atienden 7:37 horas de trabajo remunerado, mientras que los hombres invierten en éstas 8:57 horas. Por otra parte, respecto al trabajo no remunerado, las mujeres destinan en promedio 7:46 horas al día en estas actividades -más que el tiempo destinado a actividades remuneradas-, mientras que los hombres solamente lo hacen durante 3:06 horas. Asimismo, cuando hablamos de carga global de trabajo, que se entiende como “el tiempo diario promedio destinado a actividades de trabajo remunerado y no remunerado para la población que realiza actividades de los dos tipos de trabajo” (ENUT, 2022), en la última medición (2021-2021) se observa que los hombres tienen una carga de 10:42 horas, en tanto que para las mujeres es de 13:43 horas.

Más significativos son los datos cuando se contrastan con registros anteriores ya que la lectura comparada de las mediciones ENUT 2016-2017 y 2021-2021 evidencian una disminución de 29 minutos de la carga global de trabajo para los hombres (de 11:11 a 10:42 horas), en tanto que para las mujeres se registró un aumento de 20 minutos de su carga global (de 11:13 a 11:33 horas), haciendo que la brecha también haya aumentado de 2:02 a 2:51 horas en la actualidad.

En ese sentido, nuevamente se pone de presente una característica más visible en países desindustrializados y con bajas tasas de acceso a la educación como Colombia: los hombres tienen un lugar preponderante en el sistema de producción y las mujeres en labores de reproducción y crianza. De esa manera, asociado al rol de madres que asumen muchas mujeres -muchas de ellas sin desearlo, impuesto por la heteronorma y sociedades “graduadas” como estructuralmente misóginas y machistas- se les asigna también el de cuidadoras, responsables de actividades que, siendo fundamentales para el bienestar individual y colectivo, no han sido reconocidas social, cultural y económicamente en acorde  con su importancia.

En definitiva, conmemoraciones de éste índole trascenderán de su carácter meramente mercantil cuando aporten a la ruptura de las brechas de desigualdad que enfrentan las mujeres, cuando sean parte de políticas públicas integrales con enfoque de género que involucren instituciones, infraestructura, presupuesto, programas y proyectos. Consecuentemente, también es menester poner el foco a la problemática de las madres que encuentran esta condición por imposición familiar o social, por tradición, por violencia de género o por falta de educación en derechos sexuales y reproductivos; si el Estado garantiza un ambiente de libertad, responsabilidad y respeto por la mujer, podremos avanzar en construir una sociedad con maternidades deseadas.

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