Las potencias del Norte les están imponiendo a los países en vías de desarrollo la producción de agrocombustibles para resolver su crisis energética. Al tiempo que se desembolsan millonarios subsidios para sostener este modelo, se profundiza la crisis alimentaria por el cambio de uso de la tierra. Y aunque sus beneficios económicos y ambientales son fácilmente cuestionables, se siguen utilizando como señuelo para que poderosos conglomerados se hagan al control de nuestra tierra y biodiversidad. En este artículo el autor señala los verdaderos intereses globales del negocio de los agrocombustibles y los perjuicios que están generando para Latinoamérica.
[gview file=”http://cedetrabajo.org/wp-content/uploads/2012/08/43-8.pdf” save=”1″]