El precio de venta de la gasolina en el país tiene dos grandes problemas: por un lado, se calcula con la cotización internacional del petróleo y no con el costo de producción; por el otro, es alto el porcentaje de impuestos por galón de gasolina. Si se mantiene la actual fórmula, y con el precio del petróleo sin signos de bajar, los colombianos seguirán viendo aumentos en lo que pagan cada vez que tanquean.
El precio de la gasolina impacta en todos los aspectos de la economía nacional, no solamente el transporte individual sino el de alimentos y muchos otros. El precio de la gasolina en Colombia se determina por el precio del productor en un 51%, los impuestos nacionales y territoriales que suman el 26%, un 7% del biocombustible (etanol), 10% de distribución y un 6% del transporte y otros costos. Está formula tiene dos grandes problemas: primero, los impuestos son más de una cuarta parte del precio, lo que implica que la tarifa de la gasolina se convierta de facto en un medio de tributación indirecta; segundo, la mayor parte de los demás componentes se basa en los precios internacionales y está denominado en dólares.
A partir de 1998, durante el gobierno de Andrés Pastrana, se impuso el criterio según el cual los colombianos debíamos pagar el precio del petróleo, no a lo que cuesta producirlo en el país, sino al precio que se vende internacionalmente. La teoría que soportaba ese nuevo enfoque es el del costo de oportunidad de los productores. Según ésta, un productor puede exportar a donde mejor le paguen, por lo tanto, hay que recompensarle la diferencia de precio para que decida venderlo internamente. Aunque es una idea que favorece a los países importadores, porque le quita competitividad energética a los países productores, en Colombia la dirigencia adoptó esa idea.
El precio del productor para la gasolina, el diesel y el gas natural se establece de acuerdo al precio en la Costa del Golfo de los Estados Unidos menos el costo que implica transportarlo hasta allá, incluidos los correspondientes fletes. La lógica detrás de ese modelo es que Ecopetrol podría vender el petróleo en el extranjero a ese precio. El costo del etanol y del biodiesel también se establece en relación al precio internacional. A los productores de etanol se les paga según el precio del azúcar en Londres. Lo mismo ocurre con el 80% del costo del transporte del gas natural. Los usuarios colombianos se ven afectados por la fluctuación en la tasa de cambio.
La cotización internacional tampoco obedece al costo de producción. Los precios del petróleo dependen de factores geopolíticos, como los conflictos internacionales o las decisiones de la OPEP, del mercado de futuros y de la especulación financiera sobre los precios del petróleo.
Cuando comenzó el proceso de igualación con el precio internacional, el barril rondaba los 13 dólares. En el 2007 llegó a los 60 dólares. Con el argumento de evitar que las subidas del precio internacional del petróleo afectarán a la población colombiana, ese año se creó el Fondo de Estabilización de Precios. El Fondo se diseñó para suavizar los movimientos bruscos del precio internacional del petróleo. Debe subsidiar el faltante entre el precio que arroja la fórmula y lo que en verdad pagan los colombianos por cada galón.
En un inicio el Fondo se iba a financiar con el superávit de los momentos en que el precio internacional del petróleo bajara. Sin embargo, la Corte Constitucional declaró inexequible el artículo que permitía ahorrar los balances positivos en el Fondo. De esa manera el Fondo se vuelve estructuralmente deficitario. La estructura deficitaria se atenuó por el comportamiento inverso entre el precio internacional del petróleo y el precio del dólar en Colombia. Pero en periodos en que esa relación inversa se rompe, como ocurrió en 2022, el déficit del Fondo queda en evidencia.
El Comité de la Regla Fiscal alertó en el 2022 que, el déficit del Fondo podría llegar a los 35 billones de pesos al final del año si se mantenía el precio de la gasolina. Para compensar ese faltante, desde octubre la gasolina ha subido alrededor de 2.000 pesos. Todos los meses ha habido incremento del precio. Las ciudades en las cuales la gasolina es más cara son: Villavicencio ($11.673); Cali ($11.611); Bogotá ($11.573); Manizales ($11.564).
El otro gran problema de la tarifa son los impuestos. En un galón de gasolina se pagan cinco impuestos: impuesto nacional a los combustibles, IVA al componente fósil, impuesto al carbono, IVA en la distribución mayorista y sobretasa. Suman el 26% del precio final de la gasolina. Cada vez que sube el petróleo, suben esos impuestos. En la práctica el precio de la gasolina se está usando como un instrumento de tributación indirecta, que afecta a todos por igual.
Está en manos del gobierno el manejo del precio de la gasolina, alterar la fórmula para que ella corresponda a los intereses nacionales y no a los vaivenes geopolíticos o a los ciclos económicos internacionales.
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