Mario Alejandro Valencia, Subdirector de Cedetrabajo y vocero de la Red por la Justicia Tributaria, afirma que el mayor empleador en Colombia son los semáforos. Para él, la economía está sostenida por la construcción y el sector financiero, que significan trabajo precario y mal remunerado.
Valencia se presenta crítico frente a una concertación entre las diversas partes que discutirán el tema del aumento del salario mínimo. Recuerda que el presidente Santos prometió revivir las horas extras y esta es la hora en que no ha cumplido, “pero en cambio sí está muy diligente implementado todas las recomendaciones pro recesión de la OCDE”, dice.
El gremio empresarial se la juega por un aumento salarial entre el 5,5% y el 6%. ¿Cuáles podrían ser los argumentos para no llegar a una cifra cercana al 7% que podría pasar por la mente de las centrales obreras?
Una de las recomendaciones de la OCDE para Colombia, en su informe económico del 2015, aseguró que el salario mínimo en Colombia, que gana cerca del 60% de trabajadores, es muy alto y que se debería reducir; mientras que a países como Japón les recomienda aumentar sus salarios para reactivar su economía.
Otros argumentos pasan por la escalada de la inflación, que desde enero hasta octubre se ubica en 5,47%, y que muy seguramente al terminar el año podría estar incluso por encima del 6%. La Anif ha argumentado que el salario no debe estar por encima de la inflación ya que podría dispararla en el 2016, pero según el Banco de la República, este dato caería con fuerza después de mitad de año, mostrando que existen otros factores como el aumento del precio del dólar que influyen sobre el índice de precios.
Las centrales sindicales juegan un papel fundamental en la defensa del nivel de ingreso de los colombianos. Salarios altos, como lo saben y aplican las potencias mundiales, significa más capacidad de compra, mejor calidad de vida y es el factor más importante para dinamizar la economía. Las recetas de austeridad del gobierno de Santos nos llevarán a una catástrofe.
Anif considera que se debe seguir reduciendo la tasa de desempleo hasta llegar a un 8,5%. El Gobierno viene cumpliendo con que cada mes se mantiene un solo dígito. ¿Va por buen camino sobre esa tarea?
No. En el 2015 la economía dejó de crecer, como consecuencia de la caída en los precios de los commodities. En el Estado todos sabían que esto pasaría, pero no hicieron nada para evitarlo. Por el contrario, se derrocharon 10 años de auge petrolero en mermelada. La economía está sostenida por la construcción y el sector financiero, que significan trabajos precarios y mal remunerados.
Las cifras de septiembre reflejan un aumento del desempleo de 8,4% al 9%, lo que significó que los desocupados en Colombia aumentarán en 179.000 personas; además, los sectores productivos –agro e industria– siguen siendo los más afectados, en el trimestre julio–septiembre perdieron cerca de 157.000 empleos comparado con el mismo período del 2014; y su participación pasó de 28,2% a 27,1%.
Lo más escandaloso consistió en que durante julio y agosto aumentó en 1.581.000 el número de trabajadores informales o en el rebusque, ratificando que el mayor empleador del país son los semáforos.
La caída en las exportaciones, la situación del dólar y del petróleo, ¿de qué forma interfiere para que no se pueda pasar de ese 6%?
La economía en su conjunto está en una situación extremadamente delicada. Está en cuidados intensivos y todas las medidas que están tomando las autoridades económicas son para evitar su recuperación. Si en mi curso de economía en la Universidad un estudiante indica que para salir de la crisis hay que recortar el gasto, aumentar las tasas de interés y firmar más Tratados de Libre Comercio, no tendría alternativa que ponerle cero. ¿Cómo explica el Gobierno que en el último año la devaluación es del 60% y las exportaciones no paran de caer? ¿No amerita una explicación? Para septiembre el déficit comercial iba por US$ 11.300 millones, el detrimento comercial más alto en la historia del país y no hay un solo responsable.
¿De qué forma se deben aprovechar los TLC y los temas alrededor de la parafiscalidad para lograr una estabilidad económica y que esto no afecte el salario mínimo?
Los TLC hay que revisarlos. No hay un solo Tratado de Libre Comercio en el que Colombia esté ganando. Se sabía que sería de esta forma. Un país como Colombia, cuya oferta exportable está concentrada en 8 productos que no tienen valor agregado, no puede tener un resultado diferente al de perder en el comercio global.
A septiembre del 2015 el 65% del déficit comercial era explicado por 3 TLC: Estados Unidos, México y la Unión Europea. Es hora de que el Congreso se ponga las pilas y le exija un balance serio al Gobierno sobre estos acuerdos. No descarto incluso la necesidad de renegociarlos. Mientras el país mantenga esos malos negocios, las posibilidades de tener una actividad productiva nacional que genere empleos de calidad son nulas.
Los últimos años empresarios, Gobierno y centrales obreras se sientan pero no llegan a un acuerdo. ¿Cuál podría ser una estrategia para que este año la situación cambie?
No tengo ilusión de que el Gobierno llegue con una actitud generosa hacia los trabajadores. Recordemos que el presidente Santos prometió revivir las horas extras y no ha cumplido, pero en cambio sí está muy diligente implementado todas las recomendaciones pro recesión de la OCDE. Los empresarios, tanto productores como comerciantes, deben hacer un frente común para exigirle al Estado más elementos de competitividad que mejore el entorno económico nacional, para que el único factor decisivo no sean sus costos laborales. Colombia no podrá salir del atraso con ciudadanos que no tienen para subirse a un bus o alimentarse mejor.
Por eso las centrales sindicales deben llenarse de muy buenos argumentos técnicos que defiendan los beneficios para toda la sociedad, de tener trabajadores bien remunerados.