Razón Pública, 1 de abril de 2013
Paraísos fiscales: cómo no pagar impuestos en ninguna parte
Agobiados por la crisis fiscal, los países desarrollados han decidido atacar de veras estos territorios que evaden la justicia tributaria. Pero en Colombia el gobierno no tiene voluntad política: ¿Por qué será?
“Los impuestos son el precio que pagamos por una sociedad civilizada”
Oliver Wendell Holmes
Mario Alejandro Valencia, analista económico de Cedetrabajo. Profesor de la U. Central y miembro de la Red por la Justicia Tributaria en Colombia.
Un viejo invento
Un alza en los ya elevados impuestos que la corona británica cobraba a los colonos estadounidenses desató tal indignación, que desembocó en la guerra de independencia de 1776[1].
Paradójicamente, fueron los mismos británicos quienes, a fines del siglo XIX, establecieron en Hong Kong, en Gibraltar y en las islas anglonormandas (Jersey y Guernsey) las primeras jurisdicciones económicamente independientes para proteger el dinero de británicos que no residían en dichos territorios, permitiéndoles eludir el pago de impuestos[2].
Un siglo después, la Comisión Europea decidió investigar el fraude fiscal entre sus países miembros y descubrió 206 regímenes de esta naturaleza. Los más comunes son pequeñas islas del Caribe — colonias o excolonias de países europeos y de Estados Unidos — donde la ley fiscal es prácticamente inexistente y donde se garantiza un estricto secreto bancario.
Durante siglos, pues, el capital ha venido inventando mecanismos para evadir el pago de impuestos, tanto en sus países de origen como en los de destino. Esto es posible gracias a los paraísos fiscales y territorios offshore (costa afuera), donde no se cobran impuestos a la inversión extranjera, que se hospeda en ellos mediante cuentas bancarias o sociedades anónimas.
Muchas de estas islas viven del turismo y de las divisas que cruzan sus territorios. Sin embargo, no reciben un solo dólar en impuestos: no hay impuesto a la renta, ni siquiera presentación contable. Un ejemplo es Anguila, colonia británica del Caribe, que ocupa 102 kilómetros cuadrados y es 11.000 veces más pequeña que Colombia; tiene 13.500 habitantes y 8.000 sociedades registradas, en su mayoría del sector financiero[3].
También se consideran como paraísos fiscales determinados territorios en países como Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Panamá, entre otros, donde se aplican leyes que permiten el secreto financiero y grandes beneficios tributarios.
El Norte se pone las pilas
En los últimos años la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, (OCDE) y el G20, que reúne a las economías más poderosas del planeta, han mostrado especial interés en este tema, motivados por la crisis mundial:
-En 1998 la OCDE creó el Centro de Política y Administración Tributaria, para seguir las relaciones y tratados internacionales en materia de impuestos e intercambiar información sobre el tema.
-Por su parte en la cumbre de 2009, el G20 creó el Consejo de Estabilidad Financiera, para promover el intercambio de información y la vigilancia financiera. Incluso han invitado a varios paraísos fiscales a sus reuniones posteriores.
La preocupación no es para menos. Un informe de Intermon Oxfam indica que alrededor de 24 billones de euros — la tercera parte el PIB mundial — está refugiado en paraísos fiscales[4]-; sus cálculos muestran que acabar con estos paraísos generaría 142.000 millones de euros en impuestos anuales, suma nada despreciable en momentos de recesión como los actuales.
Para Estados Unidos esos paraísos se han vuelto alarmantes. El Congreso ha promovido debates sobre los métodos que usan las compañías para evitar el pago de impuestos, además de aprobar normas como la “Ley para Detener los Abusos de los Paraísos Fiscales” (S. 1346), que busca “restringir el uso de territorios costa afuera, paraísos fiscales y refugios fiscales para evitar indebidamente los impuestos federales”[5].
Un estudio del Congreso publicado este año indica que el 43 por ciento de las ganancias de las multinacionales estadounidenses se encuentran en el extranjero, en un grupo de países integrado por Bermudas, Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos y Suiza[6].
Dados los grandes beneficios tributarios que reciben dentro de su territorio, el 66 por ciento de las empresas estadounidenses de todas maneras no pagan impuestos, según la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno (GAO, por su sigla en inglés)[7].
Entre 2008 y 2011, las 26 empresas más grandes de este país no pagaron impuestos netos a la renta federal (Net Federal Income Taxes), a pesar de sus multimillonarias ganancias. Un estudio de Citizens for Tax Justice (Ciudadanos por la Justicia Tributaria) demuestra que los beneficios fiscales para estas empresas le costaron cerca de 77.188 millones de dólares al fisco[8].
Durante este periodo General Electric obtuvo ganancias por 19.616 millones de dólares y su tasa de impuestos efectiva fue de –18,9 por ciento. Boeing, que obtiene grandes contratos militares con el gobierno, ganó 14.847 millones de dólares y su tasa de impuestos efectiva fue de –5,5 por ciento[9]. El cuadro siguiente presenta un resumen de la información sobre las diez empresas que recibieron más beneficios tributarios en Estados Unidos (entre 2008 y 2011):
Fuente: Citizens for Tax Justice. Big No-Tax Corps Just Keep on Dodging.
Difíciles de controlar
Pese a todo lo anterior, las medidas adoptadas por la OCDE o el G20 no parecen estar en concordancia con la gravedad del asunto.
-En 2009 la OCDE sacó a casi todos los países de su ‘lista negra’, bajo la única condición de mostrar su compromiso de cooperar suministrando información, de modo que solo Guatemala, Naurú y Niué quedaron en la lista. Al parecer la OCDE piensa que es más fácil hacer una nueva lista que eliminar los mecanismos de evasión empleados por decenas de países.
-Para la reunión del G20 que tendrá lugar en junio de este añó, Alemania, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos acordaron dividirse el análisis de los problemas relacionados con los paraísos fiscales:
- Alemania se ocupará de la erosión del sistema impositivo,
- El Tesoro británico se encargará de revisar los precios de transferencia,
- Francia y Estados Unidos evaluarán asuntos de jurisdicción, especialmente en materia de comercio electrónico[10].
Queda la sensación de que llegar a medidas efectivas para controlar el flujo de capitales será una empresa lenta y compleja, pues es de suponer que los mecanismos de evasión se muevan mucho más rápido que los controles.
El caso colombiano
A América Latina también la afecta la existencia de paraísos fiscales:
- Se calcula que inversionistas brasileros tienen 519.500 millones de dólares bajo estas jurisdicciones;
- Los magnates mexicanos 417.500 millones de dólares;
- Los venezolanos 405.800 millones de dólares;
- Los argentinos 399.100 millones;
- Los chilenos 105.000 millones de dólares[11].
Según la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) estarían escondidos en paraísos fiscales unos 50.000 millones de dólares de propiedad de colombianos, equivalente al 62 por ciento de la deuda externa[12].
El tema se mantiene en las primeras páginas debido, como tituló El Espectador, al “circuito de Interbolsa y la ruta del dinero”, pues esta empresa había creado un entramado de filiales, algunas ubicadas en paraísos fiscales como Panamá, Curazao y Luxemburgo, con la intención aparente de permitir que inversionistas colombianos evadieran impuestos, entre otras operaciones secretas[13].
Gobierno remolón
Sin embargo el gobierno del presidente Santos no parece interesado en tomar cartas en el asunto: de hecho hay un listado de los paraísos fiscales que hace dos años reposa en algún escritorio de la Cancillería sin que el gobierno haya tomado acción alguna.
Colombia, en consecuencia, no ha establecido reglas sobre inversión y comercio con esos países, ni sobre descuentos tributarios, velo corporativo, lavado de activos, precios de transferencia o intercambio de información tributaria.
Recientemente el senador Juan Mario Laserna presentó una propuesta que, entre otras medidas, crearía “un registro nacional de grupos empresariales para que las sociedades extranjeras estén en obligación de inscribirse”, y otro registro de socios o accionistas para hacer el seguimiento de “las inversiones en todas las sociedades domiciliadas en el país, así como las de las sociedades extranjeras que tengan o incorporen sucursales en Colombia”.
Pero el gobierno nacional optó por retirar las propuestas del senador Laserna del texto definitivo de la reciente reforma tributaria.
Eso sí: en actitud demagógica – y motivado además por el deseo de que Colombia sea admitida a la OCDE – el gobierno incluyó en la reforma tributaria unas medidas de control y verificación – pero sin dientes – cuando contribuyentes del impuesto sobre la renta lleven a cabo operaciones con personas, sociedades o empresas domiciliadas en paraísos fiscales.[14]
Pero el artículo 117 de la reforma indica que “los paraísos fiscales serán determinados por el Gobierno Nacional mediante reglamento”. Mientras no haya una definición sobre cuáles son los paraísos fiscales, se sobreentiende que no podrá existir ningún control qué aplicar, más aún cuando la reforma no establece un plazo para reglamentarlo.
Es más: Colombia se está convirtiendo en una especie de paraíso fiscal, con una legislación extraordinariamente favorable al capital extranjero. Lo prueban las cifras del Banco de la República: entre 2010 y 2012, ingresaron 27.271 millones de dólares en inversión extranjera directa, pero salieron 31.540 millones por dividendos y remisión de utilidades.
Los paraísos fiscales y territorios offshore — junto con otras prácticas internacionales como las empresas–buzón — permiten que las grandes compañías y las grandes fortunas evadan sus obligaciones tributarias, tanto en sus países de origen como en los países donde se implantan.
En Colombia es evidente que no existe voluntad del gobierno para establecer controles sobre las multinacionales. Pero existe un interés creciente de grupos académicos y de sectores sociales en Europa, en Estados Unidos y en Colombia — como la recién creada Red por la Justicia Tributaria — por estudiar los mecanismos de evasión o elusión de impuestos, y exigir leyes que permitan tener transparencia en la información y conocer el aporte de los grandes capitales a la sociedad.
[1] Mankiw, Gregory. Principio de Economía. México: Cengage Learning, 2009. p. 159.
[2] Woolsey, Matt y Eaves, Elisabeth. Tax Havens of the World. Forbes: March 16, 2007.
[3] Valencia, Mario y Orjuela, Helen. Los beneficios que no de ja la inverison extranjera. Recalca: diciembre 2011.
[4] Intermon Oxfam. Los paraísos fiscales acumulan la tercera parte del PIB mundial. Redes cristianas: enero 23 del 2013. Disponible en: www.redescristianas.net
[5] The Library of Congress. Stop Tax Haven Abuse Act. Bill summary and status, 112th Congress 2011-2012. Bill.
[6] Keightley, Mark P. An analysis of where American Companies Report Profits: Indications of profit shifting. Congressional Research Service. January 18, 2013.
[7] Worstall, Tim. Two Thirds of US Corporations Don’t Pay Federal Income Tax: True but Horribly Misleading. Forbes, August 16, 2011.
[8] Citizens for Tax Justice. Big No-Tax Corps Just Keep on Dodging. April 9, 2012. Disponible en: www.ctj.org/pdf/notax2012.pdf
[9] Ibid.
[10] Reuters. Gran Bretaña, Francia y Alemania buscan evitar evasión fiscal de multinacionales. Febrero 16, 2013.
[11] Actualícese.com. Colombia no encuentra la cura contra los paraísos fiscales. Agosto 29, 2012.
[12] El Espectador. ¿”Tranca” a los paraísos fiscales? Noviembre 17, 2012.
[13] El Espectador. El circuito de Interbolsa y la ruta del dinero. Diciembre 8, 2012.
[14] Ley 1607 del 2012, por la cual se expiden normas en materia tributaria y se dictan otras disposiciones. Congreso de Colombia.
Agradezco la colaboración e información de Sneyder Rivera, asistente de investigación de Cedetrabajo.