Rodrigo Mutis, miembro de veeduría ciudadana de la Reserva Thomas van der Hammen
Con el debate perdido sobre la necesidad y la importancia de una reserva ambiental en el norte de Bogotá, el alcalde Enrique Peñalosa decidió dar pequeños ataques a la integralidad de la Reserva Thomas van der Hammen, poniendo en peligro la función más importante de la Reserva que es la conectividad biológica.
Su táctica es simple, atacar la estructura ecológica de la Reserva Thomas van der Hammen, desmembrándola en las partes que aseguran la conectividad entre los cerros orientales; los humedales de Torca-Guaymaral y La Conejera; y el río Bogotá, para ello, ha empezado con tres ataques frontales 1) construcción de varias vías a través de la Reserva 2) el proyecto Lagos de Torca y 3) retiro de la seguridad del Humedal de La Conejera.
Para concretar dichos ataques, lo primero que hizo el alcalde fue anunciar la contratación del PNUD, para realizar unos estudios que respalden su propuesta de construir 10 vías, así: Avenida Longitudinal de Occidente (ALO), Suba-Cota, Ciudad de Cali, Boyacá, Laureano Gómez, Alberto Lleras Camargo, El Polo, Arrayanes, El Jardín y Guaymaral. Sustrayendo 1.400 hectáreas de la reserva; poniendo en peligro la conectividad biológica de muchas especies, pues actúan como barreras que impiden o dificultan el transporte de los organismos a través de su ecosistema. Además, cinco de estas vías tendrán troncales de Transmilenio.
El segundo movimiento de Peñalosa es la omisión de la existencia de la Reserva como límite del proyecto Lagos de Torca y que se suma a la expedición de la Resolución 1213 de 2016 de la Secretaría Distrital de Ambiente, que sustrajo 131 hectáreas de áreas de protección ambiental de los Humedales Torca y Guaymaral sin ninguna justificación técnica para ello y obedeciendo a los intereses de Fidubogotá, la Constructora Fernando Mazuera y la Alianza Fiduciaria de Luis Carlos Sarmiento Angulo, quienes demandaron la protecciones de estos humedales y además tienen claros intereses de urbanizar el norte de la ciudad y con esto afectando la conectividad entre estos humedales y el resto de la Reserva.
Finalmente y cómo han denunciado en diferentes medios los vecinos del Humedal La Conejera, el Alcalde retiro la vigilancia que proveía la administración distrital, propiciando, la existencia de delincuencia e inseguridad y ser usada como excusa para su urbanización.
Con los debates científicos y jurídicos perdidos sobre la importancia ecológica de la reserva Thomas van der Hammen, Peñalosa optó por desmembrarla, favoreciendo los intereses de negociantes inmobiliarios que financiaron su campaña, afectando la integralidad de la reserva y avanzado hacia su urbanización, desconociendo la abundante evidencia científica sobre su importancia en la conectividad biológica de la Sabana de Bogotá y actuando en contravía del bienestar de los Bogotanos que exigen el respeto por la Estructura Ecológica Principal de la ciudad, incluyendo a la Reserva.