LAS 2 ORILLAS / Por: Mario Alejandro Valencia | junio 01, 2015
En abril de 2013 el presidente Juan Manuel Santos anunció, con su acostumbrada parafernalia, el lanzamiento del Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo, Pipe, por valor de $5 billones para dos años. Con este realizó 30 promesas que tenían como objetivo reactivar los sectores de industria, vivienda, infraestructura y agro.
Los resultados económicos son prueba contundente del fracaso de esta política gubernamental. Para 2014 la economía creció 0,3 % menos que el año anterior. En 2013 la agricultura creció al 6,7 % pero en 2014 lo hizo al 2,3 %. La industria creció 0,6 % en 2013 y 0,2 % en 2014.
Ni siquiera la construcción, sector hacia el cual estaban enfocados todos los esfuerzos, cumplió las promesas. Aunque la mayoría de los recursos fueron dirigidos por el entonces ministro de Vivienda Germán Vargas Lleras, de las 100.000 viviendas prometidas a diciembre de 2013, un año después solo había 51.775 escrituradas, ¡la mitad! En 2013 la construcción creció al 11,6 %, pero para 2014 lo hizo al 9,9 %. En 2014 se aprobaron 19.263 viviendas de interés social menos que el año anterior.
En empleo, entre 2012 y 2014 se destruyeron 74.000 empleos industriales y 119.000 agrícolas. Ni siquiera en la construcción hubo avances significativos: entre 2012 y 2014 se crearon tan solo 60.000 empleos nuevos en este sector.
Hace unos días el Gobierno Nacional anunció la segunda parte de Pipe, esta vez por $16,8 billones. Al igual que hace dos años, este Plan no contiene recursos nuevos dirigidos a la productividad y el empleo. Se trata, como lo dijo el propio presidente, de una “reingeniería”, palabreja usada para esconder que no habrá nada nuevo, porque no hay presupuesto adicional. Es decir, se trata solamente de cacarear más el mismo huevito.
El Pipe 2.0 estará otra vez enfocado a la construcción, y otra vez dirigido por Vargas Lleras, dejando a un lado a la industria y a la agricultura, las principales fuentes de creación de riqueza de los países. No es más que un truco publicitario cuyo objetivo, como bien lo plantea el director de Portafolio, “es que el vaso ya no se empiece a ver medio vacío, sino medio lleno”. ¡Magia, magia!
