En más de 120 universidades de Estados Unidos se han llevado a cabo plantones, campamentos y movilizaciones desde hace varias semanas. Estas protestas han ganado visibilidad y se han expandido internacionalmente, llegando a instituciones de educación superior en Reino Unido, Canadá, Suiza, Francia, Australia, India, México, Cuba, Marruecos, Túnez, Noruega, Suecia, Líbano y Alemania. Los estudiantes han recibido un fuerte apoyo de sus familias y profesores.
Los estudiantes de la Universidad de Columbia han destacado no solo por la vehemencia de sus acciones, sino también por enfrentar una severa represión. Las impactantes imágenes de la policía agrediendo a profesoras mayores, incluyendo a la candidata presidencial Jill Stein de ascendencia judía, han conmocionado al público. Miles de estudiantes han sido detenidos y varios han perdido becas y alojamiento universitario.
Los estudiantes en Estados Unidos están protestados por una variedad de cuestiones, incluyendo los elevados préstamos estudiantiles que comprometen su futuro, la represión de opiniones críticas sobre el genocidio en Gaza y las conexiones entre las universidades y la industria armamentística.
Las manifestaciones han incluido huelgas de hambre, campamentos, apoyo docente a través de cadenas de solidaridad, y festivales con rezos tanto judíos como musulmanes, entre otras expresiones culturales. Estas protestas han resonado incluso en prestigiosas universidades como Columbia, Yale, Harvard, Princeton y Stanford, con amplia participación comunitaria que repudia el sionismo y exige el cese del fuego y la complicidad estadounidense bajo el lema «El silencio es violencia».
La administración de Biden ha señalado a los manifestantes universitarios acusándolos de impulsos antisemitas y ha instado a la Guardia Nacional a extinguirlos. El senil presidente, critica severamente la violencia de los estudiantes, aunque no las masacres del gobierno israelí en Gaza. Él sabe que el creciente descontento estudiantil podría perjudicar su campaña para la próxima elección, al disminuir el respaldo de los jóvenes.
Por su parte, Trump está de acuerdo con Biden en desaprobar las protestas pro palestinas, incluso llegando a criticarlo por su supuesta lenidad ante dichas manifestaciones. Aunque el magnate de Mar-a-Lago respalda las medidas sionistas en Gaza, reconoce que Israel está perdiendo apoyo popular. Usando un tono intencionadamente vago, ha sugerido a Netanyahu que «restablezca la normalidad», mencionando que, si él estuviera en el poder, la situación sería diferente.
ssMás que destacar diferencias fundamentales en el apoyo a Israel y en la crítica hacia los palestinos, las discrepancias entre Trump y Biden reflejan un esfuerzo por captar la atención del electorado estadounidense. Durante una campaña electoral con múltiples temas de discusión, la competencia entre Biden y Trump respecto a Israel se centra en determinar quién lo respalda de manera más efectiva. Esto se considera crítico, ya que las encuestas indican que el apoyo a Israel está disminuyendo, especialmente entre los jóvenes y las comunidades de color, quienes son clave para las elecciones venideras que se anticipan extremadamente competitivas. Actualmente, el 38% de la población piensa que Israel ha excedido en su respuesta contra Hamas. Incluso, muchos jóvenes no temen emplear el término «genocidio».
En el Sur Global, la condena hacia las acciones de Israel en la Franja de Gaza va en aumento, tras haber causado más de 30,000 muertes y la destrucción total de la infraestructura, millones de refugiados, violaciones al derecho internacional y desafíos descarados contra la opinión pública mundial. El gobierno de Estados Unidos continúa brindando un sólido apoyo económico y militar a Israel, lo que ha provocado el alejamiento de algunos aliados tradicionales del mundo musulmán y árabe y ha mantenido una aceptación ambivalente de Europa Occidental. Si el conflicto se prolonga, es probable que las protestas estudiantiles ganen apoyo en más países y sectores sociales a nivel global.