– Luis Felipe Buelvas Rico. Cedetrabajo Capítulo Cartagena
El nuevo alcalde de Cartagena, Manolo Duque, nombró en la Secretaría de Educación a German Sierra Anaya, ex rector de la Universidad de Cartagena. La trayectoria del nuevo secretario amerita unas observaciones para refutar su publicitada imagen de “intelectual defensor de la educación”. La verdad es que Sierra ha sido un ejecutor de la política neoliberal en la Universidad, lo cual la ha conducido a su privatización y estancamiento académico.
Sierra mantuvo un silencio cómplice ante el intento de Juan Manuel Santos de reformar la ley 30 de 1992 en el 2011. Mientras otros rectores manifestaron públicamente su desacuerdo con la reforma y acompañaron las exigencias del estudiantado, Sierra no dijo la más mínima palabra, dando a entender que le daba igual si las universidades públicas se convertían en centros mercantiles ausentes de excelencia académica. Este silencio le fue premiado en el 2015, cuando Santos lo nombró rector de la convulsionada Fundación Universitaria San Martín en Bogotá, donde duró pocos meses y salió sin pena ni gloria.
La rectoría de Sierra inicia con dudas, pues fue la cuota de su antecesor, Sergio Hernández Gamarra, quien hoy está preso por corrupto. Su administración (2006-2014) se caracterizó por impulsar reformas que menoscabaron la calidad académica del Alma Máter, entre las cuales sobresalen el recorte de semestres, privatización vía venta de servicios y autofinanciación, ausencia de democracia, exiguo apoyo a la investigación, bienestar universitario mediocre, matrículas de altísimo costo, inestabilidad laboral y mal pago a profesores, etc. Sierra se destacó por un estilo intolerante y antidemocrático a la hora de resolver diferencias con quienes no compartían sus políticas, como también por ser objeto de investigaciones de la Contraloría y la Procuraduría.
Otro hecho ampliamente reprochable consiste en el escándalo de corrupción del que se tuvo conocimiento en 2013, cuando Sierra fue citado al Congreso de la República para responder a un debate sobre irregularidades en la contratación, constituyéndose como símbolo de este caso la compra de bombillos por el valor de $1.900.000. Sierra ni siquiera asistió al debate y las denuncias según las cuales la UdeC perdió por corrupción unos $15 mil millones quedaron en el aire. De hecho, hoy Sierra comparte asiento con el congresista citante, William García Tirado, quien dirige Corvivienda.
Su labor como Secretario de Educación empezó negativamente, pues Sierra no tuvo la capacidad de previsión para evitar el desastre ambiental y laboral producido en los colegios al no contratar el servicio de aseo y seguridad antes del inicio de clases. Las instituciones se inundaron de basura, como queriendo advertir el futuro que les espera bajo la batuta de Sierra Anaya.