José Fernando Isaza*, El Espectador, Bogotá, febrero 3 de 2010
HAY VARIAS FORMAS, CON DIFErentes probabilidades de lograrlo y con amplios rangos de inversión.
Una manera muy conocida, pero poco probable, es ganarse el Baloto; la probabilidad de lograrlo es de 1 entre 8’145.060, la inversión es baja, y si bien las posibilidades no crecen si el premio acumulado lo hace, la relación premio/inversión se hace más favorable. Hay otros métodos de superior probabilidad, con una mayor inversión. Un ejemplo: aportar a una campaña presidencial. Los contratistas que lo hicieron han tenido, por supuesto dentro de la transparencia de las licitaciones, muy buenos resultados en el aumento de su portafolio de obras; la contribución a la financiación de la recolección de firmas para el referendo ha sido bien recompensada no sólo en nuevos contratos, sino con una variante adicional, con donaciones de Agro Ingreso Seguro. Por supuesto que la administración es imparcial cuando se trata de ejercer las sanciones por retrasos en obras, pero se piensa que quienes aportaron han tenido trato más benévolo.
Hay maneras más difíciles, y producen mayor satisfacción personal. Además de obtener jugosos premios, quienes lo logran ganan también la gloria. Los premios Nobel son un ejemplo; otro es resolver uno de los siete problemas matemáticos del Milenio.
Landon T. Clay, multimillonario norteamericano, con un pregrado (con honores) en literatura inglesa de la Universidad de Harvard, fundó el Instituto Clay de Matemáticas (CMI) con una donación que se estima en cerca de US$100 millones. Su Junta Directiva está formada por matemáticos del renombre de Alain Connes, Michael Atiyah, galardonados con la Medalla Field, y Andrew Wiles, quien demostró el Último Teorema de Fermat (U.T.F.). Siguiendo la tradición de Hilbert, quien en 1900 propuso 23 problemas para ser resueltos en un siglo, en 2000 el CMI propuso siete problemas con un premio de US$1 millón por la solución de cada uno. La llamada Conjetura de Poincaré, que se refiere a la clasificación de superficies tridimensionales en espacios cuadridimensionales, fue resuelta por Gregori Perelman. Pero éste rechazó el premio y la medalla Field, que le iba a ser otorgada en el Congreso de Matemáticas. Adujo como razón que no estaba dispuesto a clarificar algunos pasos de su demostración.
A diferencia de los problemas clásicos griegos, cuyo planteamiento está al alcance de cualquier bachiller, aunque la solución requirió 2.300 años y un desarrollo de matemáticas reservada a los profesionales de este saber, la sola comprensión de lo que piden los problemas del Milenio requiere un entrenamiento matemático que los hace poco populares. El U.T.F. fue muy conocido, su enunciado es elemental, pero la solución completa sólo es comprensible por unas decenas de matemáticos. De los problemas del Milenio, sólo hay uno que trata sobre teoría de computación, es el denominado P y NP. De demostrarse que el tiempo de procesamiento de cualquier algoritmo es polinomial y no exponencial, es posible que haya que modificar los sistemas de criptografía empleados en internet para garantizar la seguridad.
Otro de los problemas es la denominada Conjetura de Hodge, que dice: “En una variedad algebraica proyectiva no singular sobre C, cualquier clase de Hodge es una combinación racional linear de clases CL (R) de ciclos algebraicos”. ¿Entendió? Yo no, y sólo unos pocos especialistas pueden decir de qué se trata.
*Rector Universidad Jorge Tadeo Lozano.