Se pretende, desafortunadamente, que frente a la percepción de la realidad cotidiana, se acepte otra realidad, la de las cifra oficiales. Percibimos que la gente a nuestro alrededor está desesperada por carencia de trabajo y la estadística oficial señala que tan solo un 10 o menos por ciento está desempleada; nuestros vecinos y amigos sufren en medio de situaciones irritadas y una encuesta nos proclama la población más feliz del mundo.
Los TLC bajan los precios de los productos agrícolas, los agricultores y campesinos se arruinan y el embajador gringo declara con bombos y platillos en los medios de comunicación que su país nada tiene que ver con la debacle agraria y pululan de inmediato los “creadores de opinión” señalando que debe ser alguna causa extraterrestre la que determina la inconformidad de los productores rurales y su explosión de ira seguramente la establece alguna causa sociológica extraña diferente a la causada por los malos precios de sus cosechas; los altos costos atosigan la producción y un ”estudio” citado por la “dirigencia gremial”, dice que tal infundio no existe.
El café, el cacao, el maíz, el algodón, el arroz, la caña de azúcar, la panela, la papa, la cebolla, los frutales, la ganadería de leche, la porcicultura, la avicultura, piscicultura e incluso la consentida palma aceitera, son cercadas por situaciones en donde los productores claman por las malas políticas de más de dos décadas; los negocios rurales convertidos en malas opciones económicas y tildan de apocalípticos a quienes denuncian estos escenarios; en tanto los doctos de las realidades virtuales rebuscan argumentos contra la evidencia de la realidad vivida.
Las cifras, nuevamente las cifras, muestran un crecimiento en el segundo trimestre de 2013 del sector rural y de inmediato, como en un acto orquestado digno del “gran hermano” de Orwell, ministros y presidente, columnistas de los grandes diarios, noticieros de televisión controlados o propiedad de los “cacaos”, “todos a una como en Fuenteovejuna”, se pronuncian y proclaman algo así como un acto de alegría obligatoria, al cual, según ellos, debe sumarse toda la nación, porque el agro se ha recuperado; hasta un exministro que se cayó por inepto, escribe que las buenas políticas agrarias son el signo de los nuevos tiempos, especialmente desde que él se vinculó al gobierno; el cinismo sacralizado!.
“Una cosa piensa el burro y otra el que lo enjalma”; esto parece ser lo ocurrido cuando los creadores de la debacle opinan y otra la percepción de quienes sufren sus actuaciones.