PORTAFOLIO 08/09/2015
Un informe del profesor Hugo López de la Universidad Eafit da cuenta de las variables que afectan el trabajo formal y del crecimiento de la informalidad.
“Estamos en una crisis económica, es decir, el PIB ha venido desacelerándose y todos los indicadores macro muestran una desaceleración y ello se manifiesta naturalmente en el mercado laboral, este no puede pasar incólume ante esa situación”, así lo señala el profesor de la Universidad Eafit y exgerente del Banco de la República sede Medellín, Hugo López, en el documento ‘El mercado laboral colombiano en el primer semestre 2015: De todos los junios, el desempleo de junio pasado es el menor en 15 años; pero la calidad del empleo se está deteriorando’.
Antes de entrar en el análisis de las cifras el experto advierte que uno de los problemas que enfrenta la medición es que en Colombia solo se hace con un indicador: la tasa mensual de desempleo, diferente a lo que ocurre en la mayoría de entidades estadísticas del mundo.
Según su estudio en el país el volumen del empleo asalariado (obreros y empleados privados y del Gobierno), el de mejor calidad, se ha estancado este año y recientemente, incluso ha comenzado a caer.
En contraste, el empleo no asalariado, de menor calidad e ingresos laborales más bajos, está volviendo a elevarse. En 2014 prácticamente no varió (-0,1 %); en el primer trimestre del año en curso estaba creciendo a una tasa anual del 2,0 % y en el segundo al 2,3 %. Frente a las cifras del cuarto trimestre 2014, en el segundo trimestre de este año su volumen desestacionalizado había aumentado en 288.200 plazas.
CUIDADO CON LAS CIFRAS
El análisis realizado para el primer semestre del año, en el que el desempleo llegó a una cifra de 8,2 por ciento, no deja ver la otra realidad, la de la calidad de los puestos de trabajo. Y la posibilidad de un rebote de la cifra de desocupados.
Por ello López recalca que “Las cifras se deben mirar teniendo en cuenta qué tanto cae el empleo moderno (es decir, el de asalariados con puestos de calidad). Los economistas dicen que el efecto se debe medir por dos variables, una la del trabajador con ánimo por buscar un nuevo empleo, si lo hay o no.
Y la otra es el efecto ingreso. Si los ingresos de la familia caen, inmediatamente se sale a buscar trabajo, si no se produce un espacio de tiempo de examinar antes de salir a buscar. Aún no se puede saber cuál de las dos va primar, pero lo que sí se puede anticipar es que ello en algún momento se va reflejar en las cifras”, anota.
POR CIUDADES EL TEMA ES MÁS NOTORIO
El profesor dice en su estudio que en las trece principales ciudades el crecimiento anual del empleo formal (calculado frente al mismo trimestre del año anterior) se ha desacelerado sustancialmente (1,2 % en el segundo trimestre vs. 5,0 % el año pasado). Pero de hecho, su volumen viene cayendo. Desestacionalizando los datos y frente a la cifra alcanzada en el cuarto trimestre 2014, para el segundo trimestre de este año se habían perdido 59.400 plazas formales de trabajo.
El crecimiento del empleo asalariado formal también ha decaído (1,6 % anual en el segundo trimestre vs. 6,0 % en promedio para el año pasado). Pero, habida cuenta de que el empleo asalariado del Gobierno se está disparando (en el segundo trimestre su crecimiento anual fue del 10,4 % en el agregado de las 13 ciudades; se trata del ciclo político asociado con el último año de las administraciones municipales), el componente privado del empleo asalariado formal se ha desacelerado todavía más (0,9 % vs 6,6 %). Por su parte el empleo asalariado informal se ha disparado (7,6 % anual en el segundo trimestre vs. -0,2 % en promedio el año pasado), en respuesta a la cuasi estabilidad del salario mínimo real, fruto de la mayor inflación.
De otra parte, el empleo informal está volviendo a elevarse desde mediados del año pasado. Había crecido en 2014 a una tasa anual media del 1,0 %. En el segundo trimestre estaba aumentando más rápidamente, al 3,0 % anual. Debido a ello, el porcentaje de informalidad se ha elevado este año. Debe destacarse que las remuneraciones de los trabajadores informales son muy precarias, en particular para quienes carecen de educación superior (una mediana de 0,85 salarios mínimos en el año 2014)
Además, la tasa de participación laboral ha bajado ligeramente arrastrada por la caída en la tasa de ocupación formal (efecto trabajador desalentado) y eso a pesar del alza en la presión de oferta por cada empleo formal, presión que obedece al deterioro que todo indica que se está produciendo en los ingresos laborales reales de los hogares. Si el empleo formal se sigue deteriorando la participación laboral puede volver a elevarse.