Las políticas agrarias que los Estados Unidos aplica a su sector lechero garantiza que este tenga mayores ingresos y rentabilidad. Una ventaja que lo pone por encima de los productores lecheros de otros países, inclusive de aquellos que son potencia en este mercado, como los son Nueva Zelanda y Australia, quienes también cuentan con subsidios para sus productores.
La situación es totalmente contraria en países con menos desarrollo y músculo económico, en los cuales sus gobiernos y políticas contribuyen muy poco al desarrollo del sector lechero y los subsidios pueden llegar a ser nulos. Algo alarmante para un sector del que dependen miles de cientos de familias, como es el caso de Colombia en donde 395 mil familias realizan esta actividad.
Para hacer más precaria la situación, Colombia cuenta con un Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, hecho que no es menor si se tiene en cuenta que la avalancha de productos lácteos que inundan el mercado local en gran medida llegan del país del norte gracias al controversial tratado comercial.
Analistas concuerdan que es una gran desventaja para los productores lácteos locales, el competir con sus similares estadounidenses, los cuales son subvencionados por el Estado mientras en Colombia están abandonados a su suerte, lo que convierte el hecho en una evidente competencia desleal.
En el 2021, los Estados Unidos asignó una partida de apoyo a su sector lechero por 2.000 millones de dólares, cifra muy significativa que dejó en desventaja a miles de lecheros en Colombia.
A Colombia en el 2020 entraron más de 65.403 toneladas de leche en polvo y otros derivados lácteos.
Lo que indigna a los lecheros colombianos, es que el Gobierno firmó el TLC conociendo que los Estados Unidos tenían este tipo de políticas de ayudas a sus lecheros, y que no era un secreto que la afectación que iban a sufrir los productores del país sería gigante.
La crisis del sector lechero colombiano es grande, sufre del abandono del Estado, no hay garantías en una competencia que es desleal, mientras los campesinos son golpeados por una política agraria estadounidense que no tienen como contener y que es fuertemente reforzada con los TLC.
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