EL ESPECTADOR / 4 JUN 2015
Siguen denuncias por la crisis lechera. Pequeños productores de leche se quejan del aumento de las importaciones y de la ausencia de compradores para sus productos.
Esta semana se celebró el Día Mundial de la Leche. Un día que, según los productores en Cundinamarca, conmemoran a medias, pues desde hace más de dos años enfrentan una grave crisis que amenaza con dejarlos en la quiebra. A raíz del Tratado de Libre Comercio (TLC), denuncia el sector lechero, la competencia extranjera arrasó en el negocio. Como sus precios son más bajos, los compradores se fueron del departamento y ahora les compran a otras compañías. Aunque han intentado bajar sus tarifas, ellos creen que están en el límite, al punto de no obtener ganancias.
“El costo de producción sigue siendo alto y, por el contrario, el precio por litro ha disminuido en $100, lo que equivale a 15%. En promedio, el litro está entre $780 y $800”, dice Camilo Osorio, productor y representante de este gremio. Sin embargo, estos problemas no son nuevos. Una y otra vez el sector lechero le ha pedido al Gobierno que cumpla con lo pactado en el paro agrario de 2013, en el que se comprometió a revisar las importaciones, bajar el precio de los insumos e inyectar capital para aquellos que están en quiebra. La respuesta, afirman los productores, ha sido un silencio rotundo.
“Se comprometieron a invertir en el primer año $90.000 millones para el mejorar las condiciones laborales, darles a los campesinos asistencia técnica y ayudar a consolidar la cadena de comercialización. Lo único que vimos fue unas presentaciones que se quedaron en el papel”, puntualiza el representante del gremio.
Otro problema, que han manifestado no solo los productores sino también la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), es que en Colombia no hay un alto consumo del producto y, para completar, el precio de la leche en este país está entre los cuatros más caros de América Latina. No es para menos, si se tiene en cuenta que el precio de los concentrados para los animales es el más caro de Suramérica.
Según un estudio de Fedegán, cerca de 500.000 familias dependen de la actividad ganadera y lechera. Ahora estas 500.000 familias le piden al Gobierno emitir ayudas de emergencia o al menos cumplir los acuerdos, porque la crisis está cada vez peor.
El Espectador intentó comunicarse con el Ministerio de Agricultura, pero al cierre de esta edición no fue posible obtener una respuesta.
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