Por: Claudia Morales*
Bogotá, D.C., 16 de febrero de 2017
En septiembre del año 2013, Colciencias fue objeto de interés mediático porque la entidad estaba totalmente politizada, se conocieron cartas y voces de científicos colombianos expresando su descontento por la mala administración, y se empezaban a ver los efectos dañinos de la reforma a las regalías del gobierno de Santos.
Esa reforma creó el Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación (FCTeI) al que llega un 10 % del total de las regalías y autoriza a los gobernadores a manejar esa plata, definir, contratar y ejecutar los proyectos del fondo.
En ese entonces, en una entrevista que el exrector de la Universidad Nacional Moisés Wasserman me concedió para la revista Semana, él afirmó: “la ciencia nunca ha generado urgencias. Eso hace que sólo haya discursos vacíos en los que nadie cree. Fue lo que pasó con las regalías, generaron 10 % para innovación y dejaron su uso para asuntos políticos”.
Tres años y medio después, vimos que pasaron cien días sin director en Colciencias y que le redujeron el presupuesto. Así mismo, el Gobierno anunció que casi un billón y medio de pesos de las regalías se trasladarán a la construcción de carreteras terciarias. Lo que no dijo el presidente Santos es que ese dinero, perteneciente al FCTeI, no se invirtió porque fueron insuficientes y mediocres muchos de los proyectos que los gobernadores pensaban financiar con esa plata.
Sabiendo que la inversión en ciencia, tecnología e innovación es la razón por la que sacan pecho los países desarrollados, lo deseable era que en Colombia ese billón y pico se reasignara a eso justamente, o al menos que no le redujeran el rubro de inversión a Colciencias. Sin embargo, al revisar la resolución 0010 del 4 de enero de este año, el presupuesto para inversión es de 277.000 millones, y si lo comparamos con el del 2014, por ejemplo, hay una reducción de 137.000 millones.
Santos ha dicho que su deseo es que Colombia sea aceptada en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pero tal vez olvida que uno de los indicadores clave para logarlo es que la inversión en ciencia, tecnología e investigación sea al menos el 3 % del PIB. Y en nuestro país, agárrense, queridos lectores, no pasa del 0,23 %.
Volví a entrevistar esta semana al exrector Wasserman y era como si el tiempo se hubiera detenido entre el 2013 y esta columna. Me dijo que como los recursos dependen de los gobernadores, “todo se vuelve más clientelista. Incluso las interventorías en muchos casos son ignorantes en forma absoluta del tema que están contratando”.
Una investigación que hará pública la Contraloría General de la República determinó que “hay tensiones entre la visión de corto plazo de los gobernantes, y la visión de los académicos e investigadores, más comprometida con proyectos de ciencia y tecnología de impacto en el mediano y largo plazo”. La entidad demostró que la atomización de los recursos en 32 gobernaciones y Bogotá D.C. ha afectado el objetivo esencial, y la conclusión final es que Colombia sigue relegada en todos sus indicadores de ciencia, tecnología e innovación.
“Hay suficientes evidencias en el mundo de que la ciencia y la tecnología no estorban la solución de otros problemas sino que son la fuente de las soluciones”, señaló Wasserman. Y tiene la razón, pero en Colombia Colciencias y el FCTeI, siguen siendo el patito feo.
* Subdirectora de La Luciérnaga. @ClaMoralesM