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¿Quiénes son los actores detrás del fenómeno del acaparamiento de tierra en el mundo?

Jun 14, 2012

Leonardo David Jiménez Molinello. Investigador CEDETRABAJO, Capitulo Cartagena, junio 14 de 2012

Un evento que cada día cobra más transcendencia a causa de su vertiginosa extensión por la geografía mundial, es el fenómeno del acaparamiento de tierra. Este, que debe ser objeto de profundas reflexiones y sobre todo de una férrea oposición, ha suscitado amplias discusiones no solo en el ámbito intelectual, sino desde la participación de importantes actores sociales que han venido develando las inconveniencias de esta política impulsada por todo el mundo.

Debido a que los objetivos trazados y diseñados por esta política internacional consisten en la apropiación de vastas extensiones de tierra fértil en los Estados en vía de desarrollo, los cuales gozan de abundantes cantidades de este factor productivo estratégico, su captación impide la utilización de estas tierras para solucionar las necesidades alimenticias y productivas de estos países convirtiéndolas en otro eslabón más en el contexto de la severa contienda global entre las naciones industrializadas y las potencias emergentes por acceder a estos recursos vitales, lo cual les posibilita ampliar su radio de influencia en el escenario geopolítico global.

Sin embargo, en el marco de este análisis, es pertinente que indaguemos en torno a la identificación de quienes son los actores que aparecen como directamente beneficiados con estas políticas de acaparamiento, precisando que acudir a conceptos generales y abstractos no permite dilucidar los verdaderos alcances de la misma y sus inmediatos impulsores.

Por ello, este fenómeno no puede ser concebido y mucho menos explicado como un acontecimiento aislado, sin conexión interna con el actual orden mundial; por el contrario, este “suceso” no es mas que el resultado ineludible del modelo económico imperante, cuya caracterización fundamental está determinada por la feroz lucha entre potencias en confrontación, en aras de garantizar fuentes de abastecimiento de alimento.

Es precisamente esto lo que ha motivado a China, segunda potencia económica del orbe, que cuenta con el 40% de los agricultores del mundo, con una población creciente y un agotamiento de las tierras aptas para el cultivo de alimentos dado su desarrollo industrial, a trazar una estrategia por parte del Ministerio de Agricultura de ese país para la adquisición de más de 2.8 millones de hectáreas en 2010 en la República Democrática del Congo para producir alimento (Grain, 2010).

De igual manera, siguiendo el mismo patrón de conducta, otra nación que viene implementado esta misma estrategia de “arrendamiento” de tierra por periodos indeterminados es Japón, que recurriendo a sus principales conglomerados económicos Mitsubishi, Itochu, Mitsui, Marubeni y Sumitomo, viene comprando considerables proporciones de tierra, focalizando la producción de estas, en primera instancia, para resolver los requerimientos alimenticios que tiene su mercado interno y, en segunda instancia, para convertir sus emporios nipones en agentes determinantes en el mercado mundial de alimentos .

Para alcanzar esto, en el plan de operaciones de estas empresas se ha estructurado como objetivo primordial en el mediano y largo plazo, disputar el control que han detentado agro empresas multinacionales durante mucho tiempo como Arthur Daniels Midland y Bunge, entre otras.

En ese sentido, Marubeni compró recientemente ocho silos de granos y dos depósitos en Estados Unidos por un valor de $US48 millones. Estas adjudicaciones le facilitan eludir los mercados y comprar la soja y el maíz directamente de productores norteamericanos.

Asimismo, la agricultura industrial de India está en serios problemas, debido en primer lugar a los altos costos de producción y, por otro lado, a la ausencia de disponibilidad de agua. Esto se ve materializado en el hecho que Birmania le esté exportando más de 1 millón de los 4 millones de toneladas que importa esta nación para complementar su producción interna de 15 millones toneladas (FAO, 2011).

Pero este accionar no solo se restringe a naciones desarrolladas en búsqueda de estos recursos, sino que también hay que subrayar la presencia de reconocidas instituciones del capital bancario mundial, que viene adelantando una serie de operaciones de acaparamiento para maximizar sus decrecientes tasas internas de retorno.

En consecuencia, vemos como el Deustche Bank y Goldman Sachs ha realizado audaces movimientos invirtiendo no sólo en los principales establecimientos avícolas y porcinos en China, sino también en los principales procesadores de carnes. Pero sobre todo, sus prioridades están en los derechos de tenencia de tierra de esta nación.

De igual manera, la empresa Blackrock Inc., con sede en Nueva York y una de las principales administradoras de dinero del mundo, con casi 1.5 trillones de dólares en libros, creó recientemente un fondo de cobertura agrícola con un monto de 200 millones de dólares, de los cuales 30 millones de dólares se utilizará para la adquisición de tierras en el mundo.

Del mismo modo, Morgan Stanley, uno de los bancos que fue objeto de un activo rescate por parte del departamento de hacienda de Estados Unidos, compró más de 40 mil hectáreas de tierra en Ucrania. Asimismo, muchos compiten por el fértil cinturón que desde Ucrania atraviesa el sur de Rusia. Renaissance Capital, casa de inversiones rusa, conquistó derechos sobre 300 mil hectáreas de tierras ucranianas. Black Earth Farming, un grupo sueco de inversiones, adquirió el control de 331 mil hectáreas de tierras en la región de tierra negra de Rusia. Alpcot-Agro, otra empresa sueca, compró los derechos de 128 mil hectáreas. Landkom, grupo británico de inversiones, compró 100 mil hectáreas de tierras en Ucrania y aspiraba a 350 mil hectáreas para 2011. En toda esta tierra se producirán cereales, aceite, carne y productos lácteos (Grain, Landgrand, 2011).

En definitiva, podemos afirmar que en el marco del predominio del capital financiero y monopolista, el vector productivo de la tierra se convierte en aspecto estratégico y determinante de la contienda geopolítica global entre los países emergentes y los industrializados en crisis. Esta lucha impide el desarrollo de las naciones supeditadas a los dictámenes emitidos por estas potencias, de lo cual se desprende que su tarea ineludible debe ir en la vía de alcanzar el más democrático de los derechos: su soberanía nacional y autodeterminación frente a los actores que sin duda están detrás del acaparamiento de tierra a nivel mundial.

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