Por: Diana Gabriela Hernández
UN Periódico, Bogotá D.C., 20 de marzo de 2018
El primer estudio realizado en América Latina sobre el tema constata que un porcentaje de mujeres mayores de 50 años de San Juan Nepomuceno (Bolívar) sufre dolores y lesiones crónicas en las articulaciones por efecto del virus. Urge hacerles seguimiento, recomienda la investigación.
La profesora de preescolar Cielo Calvo no olvidará la madrugada del 12 de septiembre de 2014, cuando un enemigo insospechado entró a su casa para transformarle la vida. Lo que empezó con un pequeño dolor en la mano derecha terminó en la parálisis del cuerpo de la maestra, un impase que a pesar de haberse superado con analgésicos y remedios caseros dejó secuelas en las articulaciones de sus manos, brazos y tobillos.
El dolor que siente hoy le recuerda que es una de las víctimas del chikunguña, enfermedad viral que en 2014 afectó a unas 74 mil personas en Colombia, según el Instituto Nacional de Salud (INS).
El médico Jorge Armando Abella, especialista en Reumatología de la Universidad Nacional de Colombia (UN), señala que la artropatía por el chikunguña es una complicación frecuente de la infección inicial por este virus que genera un compromiso articular y de tejidos blandos con secuelas funcionales. “La artropatía es toda enfermedad que causa lesiones en las articulaciones, por ejemplo, la artritis reumatoide, cuyos síntomas son dolor, inflamación, rigidez y pérdida de la función de estas”, explica.
El especialista afirma que la importancia de la enfermedad radica tanto en la elevada tasa de ataque de la infección aguda como en el alto porcentaje de enfermos que continúan crónicamente con dolor e inflamación articular incapacitante, incluso por años, y que en ocasiones se asemeja al cuadro clínico ocasionado por la artritis reumatoide.
Según la Organización Panamericana de la Salud, Colombia fue el tercer país del continente con mayor número de casos –356.748 confirmados en 2016–, y estudios de la epidemia realizados en otros países indican que cerca del 60 % de los afectados persistirá con síntomas articulares crónicos hasta por tres años después de la infección inicial. En ese sentido “es evidente que en Colombia estas complicaciones terminarán produciendo un fuerte impacto a largo plazo sobre la productividad laboral y la calidad de vida de la población afectada con la patología”.
Por eso es necesario evaluar la verdadera dimensión de la epidemia en el país, mediante la determinación de las características de la población afectada, midiendo el grado de compromiso articular y evaluando los factores asociados con su severidad, además de su duración y el impacto sobre la funcionabilidad física y la calidad de vida a lo largo del tiempo, con el objeto de encaminar los esfuerzos gubernamentales en salud pública basados en información propia y actualizada de la cual no disponemos en el momento.
Hacia tal objetivo apuntó el estudio adelantado por el especialista Abella en el municipio de San Juan Nepomuceno, a media hora de Cartagena, uno de los lugares del Caribe colombiano en el que aterrizó primero el ejército de mosquitos Aedes aegypti, portadores del chikunguña -también del dengue y del zika-. Fue allí donde se registró el primer caso autóctono de la enfermedad en 2014.
Para dicho trabajo el doctor Abella contó con la colaboración de un equipo de investigadores de la UN, integrado por los profesores Federico Rondón y Cila Rojas, de la Facultad de Medicina, y Ángela Patricia Rojas, del Departamento de Farmacia.
Articulaciones inflamadas
El médico Alfonso Campo Carey, coordinador del Grupo de Gestión del Riesgo y Respuesta Inmediata del INS, y su equipo de epidemiólogos fueron los primeros en llegar a Barrio Alto, donde vive la profesora Cielo. En esa visita se contabilizaron 3.667 casos de chikunguña, 2017 de ellos en mujeres.
El médico recuerda que “las personas reportaron fuertes dolores de cabeza y articulaciones, fiebre y brote en algunas partes del cuerpo; lloraban y decían que era lo peor que habían sentido en su vida, estaban deprimidas”. De hecho, el virus, detectado hace 66 años en Tanzania (África), en la lengua del grupo étnico makonde traduce “doblarse por el dolor”.
Apoyado en esas primeras estadísticas del INS, el reumatólogo Abella puso la lupa en los 102 casos de los sanjuaneros que tres meses después de la etapa aguda del virus manifestaron algún tipo de artropatía, pero para la caracterización clínica se tomaron muestra de sangre de 94 pacientes con un promedio de edad de 57 años, 72 mujeres y 22 hombres, diagnosticados con artritis por chikunguña.
El especialista menciona que “27 de las 94 personas presentaban inflamación articular incluso nueve meses después del diagnóstico de la enfermedad, momento en el que se inició el estudio”.
Apoyo social y rehabilitación
Con la medición en sangre de moléculas marcadoras de inflamación (proteína c reactiva) y un examen en el que se valoraron las 28 articulaciones que tiene el cuerpo, se evaluó el grado de afectación de los pacientes. De esta manera, en los 94 pacientes se identificó inflamación en las articulaciones de las manos en un 38 %, carpos 38 %, codos 38 %, hombros 32 %, pies 7 %, tobillos 24 % y rodillas 28 %.
El especialista Abella señala que de los casos identificados 52 sanjuaneros presentan un compromiso significativo desde el punto de vista de discapacidad; además todos tienen algún tipo de afectación en la calidad de vida, lo cual en esta población –la mayoría en edad productiva– genera impacto desde el punto de vista laboral y social.
De ahí que la principal recomendación de este estudio es diseñar de manera urgente estrategias de seguimiento a la población afectada no solo a partir del tratamiento médico –para controlar los episodios de dolor– sino también con un enfoque de rehabilitación y de apoyo social.