Escrito por: Residente Cirugía General – Año 2020-2024
Para ser residente de medicina en Colombia hay que hacer grandes esfuerzos, no solo a nivel académico. Para empezar hay que competir con muchos egresados por pocos cupos, también hay que hacer grandes inversiones en matrículas semestrales de hasta 30 millones de pesos, alejarse de las familias para ir las instituciones donde se ofertan los programas, dedicarle 24/7 a este proyecto que ocasiona lejanía de parejas, amigos y demás personas, soportar una gran carga médico-asistencial que implica poco tiempo para descansar pero sobre todo; tener la resiliencia de soportar el maltrato mental constante para sobrevivir a esta etapa.
A pesar de que hoy se han empezado a difundir estudios, publicaciones, encuestas y charlas sobre el abuso hacia los residentes en las especialidades médicas y lo que ello ocasiona en la salud mental, gran parte de estas acciones han continuado su curso habitual dado que en la mayoría de instituciones no se han tomado medidas directas para detener el proceder de los perpetuadores de estas conductas.
Los médicos y las medicas residentes normalizamos el maltrato porque tenemos el consuelo que va a ser temporal: “sólo será por el tiempo en que dura la residencia”; sin embargo, lo que no entendemos es que, por el trauma ocasionado por ello, ya sea consciente o inconscientemente, perpetuamos este tipo de conductas en nuestra vida profesional; siendo una de las principales razones de no cortar con el ciclo.
Este hecho tan doloroso, tristemente no fue sorpresa para muchos residentes, dado que desde el primer año de residencia son múltiples las ocasiones en que han sido llevados hasta el límite de contemplar acabar con sus vidas o renunciar a sus sueños; pero si ha generado un claro llamado de atención al sistema de educación en residencias médicas del país. Según las encuestas, cerca del 49% de los residentes han sido maltratados o acosados, pero los médicos que han hecho una residencia en Colombia, saben que la cifra es muchísimo más alta. Pues por el temor a las represalias, las denuncias son pocas.
Se deben tomar medidas efectivas, más que manifestar en comunicados la indignación y acompañamiento distante, porque no estamos cuidando la vida, el bienestar y la salud mental de los residentes. Los mismos que serán en muy poco tiempo los especialistas que tendrán en sus manos la atención de salud a la población colombiana y que en su práctica clínica reflejarán lo que fue su experiencia personal en esta etapa.
#EsUnaResidenciaNoEsUnaResistencia.