Diego Otero Prada, Rector de Uniciencia Bucaramanga. Miembro de la Red por la Justicia Tributaria en Colombia
Las estadísticas pueden dar para todo. Depende de cómo se interpreten, se manipulen las cifras, se mire un aspecto o la fecha de referencia, se encuentran resultados diferentes. Eso es lo que está pasando con el análisis de las cifras de empleo en Colombia. Muy diferente es mirar las cifras de desempleo a nivel nacional, o separar el desempleo rural y urbano, o estudiar el desempleo de las mujeres, el empleo de los jóvenes, de los cabezas de hogar, la informalidad. Y eso es lo que está ocurriendo en Colombia. Así, el gobierno juega con las cifras y da las interpretaciones que más le conviene. Miremos que pasa con los últimos datos del DANE sobre el empleo a finales de marzo 31 de 2013.
A nivel nacional, la tasa de desempleo pasó de 10,4 % en marzo de 2012 a 10,2% en marzo de 2013, lo que significa una leve disminución. El subempleo bajó, a su vez, en el mismo período de 42,4 % a 41,2 %. A pesar de esta disminución de la tasa de desempleo nacional, los ocupados disminuyeron de 20.494.000 a 20.416.000, una diferencia de 78.000 puestos de trabajo menos.
Pero cuando se desagregan las cifras por desempleo urbano y rural las cosas son muy diferentes. La tasa de desempleo urbano, que es lo que más importa, se mantuvo constante en 12,7 % en el primer trimestre del año en comparación con el mismo trimestre de 2012. El desempleo rural, por otra parte, bajó de 7,4 % a 6,4 %, que es lo que explica la caída suave que se ha observado en la tasa de desempleo nacional. Es decir, no es que se haya producido mucho empleo urbano sin más bien lo que ha ocurrido es mayor empleo rural según las cifras del DANE.
Otra medida del mercado laboral, es la del empleo en 13 áreas metropolitanas que aumentó de 11,0 % en marzo 2012 a 11,6 % en marzo 2013, una diferencia notable de 0,6 puntos, lo cual es grave.
El indicador laboral de 23 ciudades muestra que Bucaramanga ya no es la ciudad con la menor tasa de desempleo. Según este indicador, para el primer trimestre de 2013, Barranquilla y Cartagena son las ciudades con el menor desempleo con tasas de 9,7% y 8,3%, seguidas por Bogotá, Montería, Valledupar y Bucaramanga.
El mercado laboral en Bogotá mejoró, ya que la tasa de desempleo disminuyó de 10,7 % en el primer trimestre de 2013 en comparación con 10,3% en el primer trimestre de 2012.
Para los jefes de hogar, en el primer trimestre de 2013 la tasa de desempleo creció de 6,4% en comparación con 6,0 % en el primer trimestre de 2012, lo cual es una situación muy delicada.
La distribución porcentual de la población ocupada por posición ocupacional muestra en el trimestre enero-marzo 2013 que esta se concentra en el Trabajador por cuenta propia, con 43,1%, seguido por los Obreros y empleados particulares con 36,3%, los Trabajadores sin remuneración con 5,2% y el resto (patronos, empleados del gobierno, jornaleros, peones y empleados domésticos) con 15,3%.
Por ramas de actividad, la población ocupada se concentra con 27,8 % en Comercio, restaurantes y hoteles; 18,4 % en Servicios comunales, sociales y personales; 17,7 % en Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca; solamente 11,8% en Industria manufacturera; 8,6 % en Transporte, comunicaciones y almacenamiento; 7,2 % en Actividades in mobiliarias, empresariales y de alquiler; 5,5 % en Construcción y 3,0 % en Explotación de minas y canteras, Electricidad, gas y agua e Intermediación financiera.
En conclusión, la afirmación de los voceros del gobierno y sus acólitos de que se quebró el desempleo es muy prematura. Hay signos positivos, explicados por los datos del sector rural, pero el desempleo urbano es muy alto y no quiere ceder. Preocupa el incremento en el desempleo de los Cabezas de hogar y la población ocupada por actividad es baja en los sectores motores del plan del gobierno de construcción y minería. Por posición ocupacional la población en actividades informales es aún alta.
En definitiva, el empleo es aún un reto, tanto para bajar las tasas de desempleo urbano de más de 12,0 % así como de subempleo que está por encima de 41,0 %, disminuir el empleo informal y mejorar la calidad del empleo en general. O sea, hay que cambiar la tendencia de ese 53,0 %, en el sentido de tener tasas de desempleo abierto cercanas a 6,0% y de subempleo por debajo de 20,0%, un reto que no se cumplirá con tasas de crecimiento del PIB de alrededor de 4,0%, cifra que el gobierno y sus defensores ven como muy buena.
El gobierno centra su lenguaje en que la reforma tributaria recién aprobada va a crear entre 300.000 y 1.000.000 de empleos, pero analistas serios del Observatorio de Justicia Tributaria, como Estefano Farné, han demostrado que esto es pura ilusión, ya que todos los estudios de países que han implementado el tipo de reformas propuestas en la reforma por los economistas ortodoxos han fracasado. La evidencia empírica muestra claramente que disminuir los costos salariales, eliminando parafiscales, no llevan a crear más empleo.
La solución al desempleo pasa por definir un nuevo modelo de desarrollo, que impulse sectores creadores de empleo y productividad, que fortalezca la demanda interna y defienda una política de exportaciones de bienes con valor agregado. En un modelo, en definitiva, que rompa con la tradición que viene desde la colonia de un modelo extractivista.