De acuerdo con los datos más recientes del PIB publicados por el DANE, el gasto de bolsillo en salud en Colombia subió un 5,1% durante el segundo trimestre de 2024, comparado con el mismo periodo del año anterior. Este aumento no solo es considerable, sino que además representa el mayor crecimiento entre los gastos de consumo de los hogares.
Esta tendencia refleja un deterioro en el sistema de salud, lo que está obligando a los hogares a cubrir más costos con sus propios recursos.
¿Qué es el gasto de bolsillo en salud?
Según la OPS/OMS, el gasto de bolsillo en salud se refiere a los pagos directos que realiza un usuario del sistema de salud en el momento de recibir atención o en su proceso de acceso. Esto incluye copagos, cuotas moderadoras y la compra de medicamentos que no cubre el plan de salud o que, aun siendo cubiertos por el POS, no son entregados a tiempo, obligando al paciente a comprarlos de su propio bolsillo. También abarca los gastos de automedicación y otros pagos directos que los hogares realizan en relación con la salud, así como los costos asociados al transporte cuando hay una recomendación médica. Estos gastos afectan significativamente las finanzas familiares cuando no son reembolsados. No se consideran gasto de bolsillo los pagos prepagos o aquellos realizados antes de necesitar atención, como los pagos de seguridad social o primas de seguro médico.
Impacto en los sectores de menores ingresos
El incremento del gasto de bolsillo en salud impacta de manera desproporcionada a las clases sociales de menores ingresos. A medida que estos hogares destinan una mayor parte de sus recursos a cubrir gastos médicos, otras áreas de su vida, como la alimentación, la educación y la vivienda, se ven seriamente comprometidas.
En julio de 2024, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) mostró una variación del 6,86% en comparación con julio de 2023, un claro reflejo del efecto de la inflación en la economía nacional. Dentro de este contexto, la división de Salud presentó un incremento del 6,46% en el último año, muy cercano al promedio nacional, lo que indica que los costos relacionados con la salud están en aumento.
En lo que va del año (enero – julio), cuatro divisiones de bienes y servicios superaron el promedio nacional del 4,32%, entre ellas, Salud con un incremento del 4,36%.
Si esta tendencia se mantiene, el aumento del gasto de bolsillo en salud en Colombia, sumado al alza de los precios, podría llevar a un incremento en la morbimortalidad, especialmente en las poblaciones más vulnerables.
La morbimortalidad, que combina la incidencia de enfermedades con la tasa de mortalidad, es un indicador clave del bienestar de una población. Cuando el sistema de salud no logra responder a las necesidades de la población, y los hogares deben asumir más costos de bolsillo, es probable que las enfermedades crónicas no se traten adecuadamente, las emergencias médicas no reciban atención oportuna, y las enfermedades prevenibles se vuelvan más frecuentes y letales.

El sistema de salud en Colombia
El sistema de salud colombiano funciona bajo un modelo de aseguramiento social con dos regímenes principales: el contributivo y el subsidiado. El régimen contributivo está dirigido a trabajadores formales y sus familias, quienes aportan al sistema a través de sus salarios. Mientras que el régimen subsidiado está destinado a personas de bajos recursos que no tienen capacidad de pago y, por lo tanto, son financiadas por el Estado.
Las Entidades Promotoras de Salud (EPS) son las encargadas de afiliar y asegurar a los usuarios. Reciben fondos públicos y son responsables de la prestación de servicios de salud a través del Plan de Beneficios que cubre una serie de servicios básicos de atención médica. Además, los servicios que no están incluidos en el plan básico son pagados a las EPS con los denominados presupuestos máximos.
Por otro lado, las Instituciones Prestadoras de Salud (IPS) son los establecimientos encargados de brindar los servicios médicos, como hospitales, clínicas y centros de salud.
Crisis en el sistema de salud colombiano
La salud en Colombia atraviesa una crisis que amenaza su sostenibilidad y la calidad de los servicios que ofrece. En los últimos años, al menos 20 EPS han sido liquidadas, incluyendo casos de corrupción como SaludCoop y Medimas.
Los síntomas de esta crisis incluyen:
- Ineficiencia en la atención médica: Las largas esperas para la asignación de citas y cirugías se han vuelto comunes, afectando gravemente la oportunidad y calidad del servicio.
- Aumento de las tutelas: El derecho a la salud ha sido uno de los más reclamados a través de tutelas en Colombia, lo que refleja las deficiencias en la atención que reciben los usuarios.
- Déficit de profesionales en áreas críticas: La falta de especialistas, principalmente en áreas como oncología y cardiología, incrementa la carga sobre el sistema y ha dejado a muchos pacientes sin la atención necesaria.
- Insatisfacción de los usuarios: La baja calidad del servicio, sumada a los problemas de acceso, ha generado una creciente insatisfacción entre los usuarios.
- Riesgo de insostenibilidad financiera del sistema: Este riesgo se ha agravado durante el actual gobierno.
Las causas de esta crisis son estructurales y multifactoriales, incluyendo casos graves de corrupción que han socavado la confianza en el sistema, ineficiencia, desfinanciamiento y desigualdad en el acceso.
Caótica implementación del nuevo modelo de salud del Magisterio
Desde el 1 de mayo de 2024, se implementó un nuevo modelo de salud que reemplaza el régimen exceptuado de la Ley 100, el cual había protegido al magisterio durante más de tres décadas.
Este nuevo modelo, establecido por el Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio (FOMAG), ha sido objeto de fuertes críticas debido a la caótica y apresurada implementación, lo que ha generado innumerables problemas en la atención a los maestros y sus familias.
La improvisación en la implementación de este nuevo sistema de salud ha resultado en una atención médica deficiente, caracterizada por largas esperas, falta de medicamentos y un acceso limitado a servicios especializados. Pero los problemas van más allá de la implementación.
En su concepción y diseño, el modelo presenta fallas técnicas y administrativas que no solo incrementarán los costos, sino que también pondrán en riesgo la sostenibilidad financiera del sistema. Uno de los principales problemas es la falta de claridad en la asignación de recursos y la ausencia de mecanismos eficaces para la supervisión y control de estos.
Esta situación podría llevar a un desfinanciamiento del sistema, afectando aún más la calidad de los servicios de salud que reciben los maestros. La situación es tan delicada que, de no abordarse con urgencia, podría desencadenar una crisis aún mayor, no solo para el magisterio, sino para todo el sistema de salud en general.
¿Algún profe pensó que en el "gobierno del cambio lo iban a maltratar tanto?
— Alexander Doria (@ADoria84) August 31, 2024
El panorama del #Fomag a dos meses de implementado el nuevo modelo de salud del Magisterio @TribunaMagister @fecode pic.twitter.com/G6DugQrL9I
Posibles repercusiones de la crisis sanitaria
Las consecuencias de esta crisis son preocupantes. Entre los efectos negativos más probables se encuentran:
Aumento de la mortalidad por enfermedades prevenibles: La falta de acceso a atención médica oportuna puede resultar en un incremento en la mortalidad, especialmente en enfermedades que son tratables o prevenibles.
Incremento de la desigualdad: Las personas de bajos recursos son las más afectadas por la crisis, ya que tienen menos capacidad para pagar por servicios de salud de su bolsillo, lo que profundiza las desigualdades existentes.
Desconfianza en el sistema de salud: La constante insatisfacción y las deficiencias en la prestación de servicios pueden erosionar la confianza pública en el sistema de salud, lo que a su vez podría llevar a una menor participación en programas de salud pública y preventivos.
Es un consenso generalizado que se necesita una reforma al sistema de salud, que privilegie la garantía de acceso y atención adecuada para toda la población que lo necesita y no el fortalecimiento del negocio de unos pocos con la salud de los colombianos.
Se espera que la discusión de los nuevos proyectos de ley presentados en la presente legislatura comience en las próximas semanas y que tomen el camino correcto.