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INFORME SIA N° 24: EL AÑO 2015 VA PEOR DE LO ESPERADO

Ago 19, 2015

Julio de 2015 Aunque el Gobierno Nacional ha desplegado una intensa campaña publicitaria para intentar ocultar la verdadera situación económica del país, todas las cifras muestran que la crisis se agudiza. Está haciendo agua el modelo que privilegió las importaciones y desprotegió a la producción agrícola e industrial, poniendo al país a vivir casi exclusivamente […]
2015
Julio de 2015

Aunque el Gobierno Nacional ha desplegado una intensa campaña publicitaria para intentar ocultar la verdadera situación económica del país, todas las cifras muestran que la crisis se agudiza. Está haciendo agua el modelo que privilegió las importaciones y desprotegió a la producción agrícola e industrial, poniendo al país a vivir casi exclusivamente del negocio minero-energético.

Los últimos datos revelados por el DANE para exportaciones e importaciones en los meses de mayo y junio respectivamente, no son alentadores. Con una caída del 38,9% en exportaciones y de un 18,1% en importaciones, el déficit de la balanza comercial para los primeros cinco meses de este año alcanzó la cifra de US$ 5.930 millones. Este dato, comparado con el déficit registrado al final del 2014 de US$1.124 millones evidencia la fuerte crisis por la que atraviesan las relaciones económicas internacionales de Colombia.

A la apertura comercial no le correspondió un fortalecimiento de la oferta exportadora y en los últimos años los negocios con el resto del mundo se han deteriorado de manera significativa. En la última década, el déficit de la Cuenta Corriente alcanzó US$ 84.327 millones y aumentó a una tasa de 23% anual.

En cuanto a las exportaciones, 2012 fue el punto más alto logrando US$60.125 millones, de los cuales 57% fueron productos mineros. De ahí vinieron reducción de 2,2% en 2013, 6,8% en 2014 y 31,3% en los primeros cinco meses de 2015. Solo en este último periodo se perdieron US$ 7.287 millones en exportaciones.

Los sectores productivos del país (agro e industria) se han visto fuertemente afectados por esta situación. Los niveles de exportación no han dejado de caer y las importaciones de productos que podríamos producir han agravado la difícil situación.

Entre enero y mayo de 2015, las exportaciones agrícolas evidenciaron un pequeño incremento de 1,4% respecto al mismo periodo de 2014, pasando de US$3.025,7 millones a US$3.066,8 millones, que aunque positivo es insuficiente para compensar las pérdidas en el resto de la economía.

Por otra parte, la industria manufacturera evidenció en los primeros cinco meses del 2015 una caída del nivel de exportación de 6,6% respecto al mismo periodo de 2014, al pasar de US$3.644,2 millones a US$3.404,0 millones.

En mayo de este año, las exportaciones de manufacturas disminuyeron 9,6%, en razón a la caída de las ventas externas de ferroníquel (-54,6%), vehículos de carretera (-54,8%) y artículos manufacturados diversos (-18,1%). Lo anterior, es una clara señal de la crisis a la que se enfrenta el sector manufacturero del país, y que sumado a la firma de Tratados de Libre Comercio atentan contra la productividad y competitividad en el largo plazo. Estos acuerdos de comercio, se centran en privilegiar las importaciones al otorgar tratamiento arancelario preferencial, además las exportaciones son dificultadas por medidas no arancelarias y fitosanitarias que el país no cumple.

Las importaciones también evidencian que la crisis económica que afronta el país está tomando fuerza. En 2013 aumentaron 0,6% y en 2014 lo hicieron en 7,8%, mientras que entre enero y mayo de 2015 cayeron 10,2% por la pérdida de dinamismo de la economía. La diferencia entre lo que Colombia está vendiendo al mundo y lo que está comprando marcó un record histórico en 2015 al alcanzar un déficit de US$5.930 millones en los primeros cinco meses.

Vender menos y comprar más significa que el país tiene que buscar nuevas fuentes de financiación para sostener su economía, ya sea por la vía de más impuestos, endeudamiento o de un conjunto de políticas recesivas como las que mantienen a Grecia en la crisis actual. En el caso de Colombia se ha acudido a todas ellas, perjudicando el ingreso disponible de los nacionales.

En consecuencia, el Producto Interno Bruto (PIB) se ha venido resintiendo y de haber crecido al 6,5% en el primer trimestre de 2014, solo creció 2,8% en el mismo periodo de 2015.

Según las proyecciones recientes, la economía a duras penas crecerá al 3% durante el año en curso, mientras la industria manufacturera se contrajo 0,3% sin refinación entre enero y mayo.

Por su parte, la inversión extranjera durante el primer trimestre de este año cayó 26% y entre enero y abril la cartera vencida comercial y de consumo se incrementó en $580.000 millones. Estos son indicadores que comienzan a prender las alarmas.

Importando lo que se puede producir localmente

En los primeros cinco meses de 2015, las compras externas del país presentaron una caída de 10,2% con relación al mismo periodo de 2014, al pasar de US$25.637 millones a US$23.014 millones. Este comportamiento se explicó principalmente por la caída de 35,1% en las importaciones de combustibles.

Las importaciones manufactureras también cayeron 6,6% pasando de US$19.608 millones entre enero y mayo de 2014 a US$17.808 millones en el mismo periodo de 2015. Entre este grupo, en mayo del presente año las importaciones cayeron 17,6%, en donde los subsectores que más aportaron fueron: equipos de transporte (49,3%), vehículos de carretera (16,6%), hierro y acero (32,2%), máquinas de oficina y máquinas de procesamiento automático de datos (29,5%) y productos químicos (21,2%).

En cambio, durante mayo de 2015 se puede observar un incremento en las importaciones de productos agrícolas tales como lácteos y huevos en 46% y las bebidas y tabaco que se incrementaron 80,3%.

Mayor concentración del comercio

Entre enero y mayo de 2015, las principales fuentes de importaciones siguen concentrándose en países con quienes Colombia es perdedor neto en sus relaciones comerciales. Desde Estados Unidos proviene el 30,1% del total de las importaciones del país, seguido por China con 17,7%, México con 7,0%, Francia con 4,4%, Alemania con 3,9% y Brasil con 3,5%.

El ingreso masivo de productos extranjeros, que en su mayoría cuentan con precios menores, sumado a los bajos costos de producción dado el acceso a tecnologías y el uso de insumos más baratos, tienen en este momento en jaque a los principales sectores productivos del país. El agro, la industria y la economía en general, han tenido que enfrentar en lo transcurrido del año, una devaluación del peso frente al dólar y la exagerada firma de acuerdos comerciales por parte del gobierno que priman la importación y desplazan el consumo interno hacia nuevos oferentes.

 

Caída sistemática de las exportaciones

En los primeros cinco meses de 2015, las exportaciones han caído un 31,3% al pasar de US$23.301 millones en 2014 a US$ 16.013 millones en 2015.

En mayo de 2015 disminuyeron 38,9% con relación al mismo mes de 2014, al pasar de US$5.495 millones a US$3.359 millones.

Las ventas del país hacia el exterior se han visto limitadas en razón a las dificultades de inserción en los mercados, por cuestiones de competitividad, producción, uso de tecnologías y medidas arancelarias y no arancelarias que se han incluido en los diversos acuerdos comerciales que han entrado en vigencia en los últimos años.

La crisis por la que atraviesa el país, y que implica una reducción de los volúmenes de exportación de los principales productos manufactureros, no sólo se debe a las dificultades para el ingreso a nuevos mercados o limitaciones en los procesos de productividad; los destinos de las principales exportaciones del país han contribuido a la reducción de los niveles de exportación, en razón al ingreso de nuevos competidores en el mercado exterior.

Producción de la industria manufacturera.

En el primer trimestre de 2015 respecto al mismo periodo de 2014 el PIB creció 2,8%, explicado principalmente por el comportamiento de: comercio, reparación, restaurantes y hoteles; construcción; y establecimientos financieros, actividades inmobiliarias y servicios a las empresas. Por su parte, las actividades que registraron una fuerte caída en participación del PIB fueron las industrias manufactureras y la explotación de minas y canteras.

En el primer trimestre de 2015, el valor agregado de las industrias manufactureras decreció en 2,1% respecto al mismo periodo del año 2014. En relación al trimestre inmediatamente anterior cayó en 0,5%.

Por su parte, para mayo de 2015, la producción real del sector fabril presentó una disminución del 3,9% con relación al mismo periodo de 2014. De 39 actividades industriales analizadas, 26 evidenciaron variaciones negativas.

Preocupa la reducción en los niveles de producción de las industrias de coquización, refinación de petróleo, y mezcla de combustible (-5,4%), elaboración de bebidas (-6,2%), fabricación de productos elaborados de metal (-13,9%) e hilatura, tejeduría y acabado de productos textiles (-14,8%). Este comportamiento se puede explicar por el ingreso de nuevos oferentes que con mejores condiciones de producción y competitividad desplazaron la producción nacional. El cierre de fábricas, la compra de empresas por agentes extranjeros y la necesidad de producir productos nacionales en el exterior y luego importarlos por cuestiones de precios y acceso a tecnologías, como es el caso de la crema esparcible de Chocorramo que escandalizó a la sociedad las últimas semanas; son un claro reflejo de la difícil situación por la que atraviesa la producción nacional.

El descenso general de la producción no se ve contrarrestado por algunos incrementos en las industrias dedicadas a la elaboración de alimentos preparados para animales (16,1%), fabricación de papel, cartón, y sus productos (4,5%), fabricación de sustancias químicas básicas, y sus productos (3,5%) y actividades de impresión (9,1%).

Conclusiones

Las cifras oficiales comprueban que la situación económica del país va peor de lo pensado durante el 2015. A pesar de esta evidencia, el Gobierno Nacional sigue insistiendo en la profundización del modelo de apertura económica y la firma de tratados de libre comercio.

Por otra parte, la producción agrícola e industrial sigue estando desprotegida, lo que trae como consecuencia una pérdida de competitividad y el traslado hacia actividades económicas de menor creación de valor agregado y remuneración salarial.

Los empresarios del país deben hacer mayores esfuerzos por motivar un debate serio sobre la necesidad de crear una política para incentivar a la industria y a la agricultura, como principales fuentes de riqueza nacional. Se debe comprometer al Congreso de la República en la creación de una comisión técnica de evaluación de los impactos de los TLC y frenar la firma de nuevos acuerdos.

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