EL TIEMPO 3 de noviembre de 2015
En la región hay 14,9 millones de jóvenes que ni estudian, ni trabajan, ni están buscando empleo.
En un reciente estudio, titulado ‘Empleos para crecer’, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) mostró que en América Latina hay 14,9 millones de jóvenes a quienes se les conoce como los ‘nininis’, porque ni estudian, ni trabajan, ni buscan empleo.
Y según el documento, Colombia aparece entre los países con los porcentajes más altos en este aspecto (un 24 por ciento) con respecto al promedio regional. La investigación también revela que el 77 por ciento de ese número (más de 11 millones) son mujeres. Y si a esa cifra se le suma la de jóvenes desempleados (cerca de 6,6 millones) significa que el 21,5 por ciento de la población joven en la región ni estudia ni trabaja.
El BID llama la atención porque el problema es particularmente agudo para los jóvenes de bajos ingresos, pues el porcentaje de ‘nininis’ sube conforme empeora la situación económica del hogar.
Pero agrega que existe una gran oportunidad de crecimiento económico si se los vincula al mercado laboral.
“Se estima que la inclusión de los jóvenes desempleados y de los ninis (ni estudian, ni trabajan) en el empleo en la fuerza de trabajo aportaría en promedio un 5 por ciento más en el PIB per cápita de la región. En algunos países este potencial es aun mayor: entre el 7 y el 9 por ciento del PIB per cápita en El Salvador, Honduras, República Dominicana y Venezuela”, dice el informe del BID.
La entidad muestra su preocupación, al señalar que su falta de inclusión laboral es también un problema social, pues la inactividad aumenta el riesgo de problemas asociados a conductas como drogadicción o violencia.
El documento también aborda otro problema de este colectivo: la informalidad. Esta clase de jóvenes tienden a involucrarse en el mercado laboral con empleos informales, pues en el 2013, del total de jóvenes ocupados (45,2 millones), solamente el 35 por ciento se encontraba en trabajos formales.
Y agrega que la falta de acceso a un empleo o la informalidad en la juventud hacen que estas personas tengan un peor desempeño en su vida adulta.
Múltiples causas
Para Juan Carlos Guataquí, experto en temas laborales de la Universidad del Rosario, este es un fenómeno realmente complejo, ya que una gran parte del problema está explicado por lo que se podría denominar ‘alienación’, y es que muchos jóvenes no ven en el mercado de trabajo una opción real de vida, “tanto en los momentos iniciales (conseguir empleo) como en el hecho de que la movilidad social esté asociada al empleo, es un problema cultural, y en Colombia es particularmente grave”.
Y advierte que cuando en el imaginario colectivo prima la ilegalidad como ideal de lucro, asociado a la delincuencia en hombres y a la cultura estética y de movilidad social prepago en las mujeres, realmente es comprensible que no vean en lo laboral una opción.
Para el experto, aparte de lo cultural, el sistema educativo tampoco ofrece alternativas, pues si bien el programa Ser Pilo Paga abordó los problemas de financiación, no tuvo en cuenta los de pertinencia laboral.
“Como se mostró en días pasados, la deserción es muy alta en la educación superior, y eso que las cifras del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (Snies)no hacían referencia a las universidades de garaje ni a gran parte del sistema de formación para el trabajo”, afirmó el investigador.
Y enfatiza en que el Gobierno no ha podido mejorar la pertinencia y que eso, implícitamente, afecta la retención educativa, incrementa la deserción y margina a los jóvenes. “¿Qué joven se va a meter a estudiar si tiene dudas sobre el retorno de su esfuerzo?”, dijo.
Formalizar, asunto caro
Estudio revela efectos de la rotación laboral
Según el estudio del BID, el costo de formalizar a un trabajador es muy alto frente a su productividad. “En promedio, formalizar a un trabajador en la región representa el 39 por ciento de lo que producirá. Este factor, junto a una alta rotación laboral -solo dos tercios de los trabajadores de la región permanecen más de un año en el mismo puesto de trabajo, frente al 85 por ciento en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde)- reducen el bienestar y lastran la productividad de la región”, enfatiza.
‘En el país el fenómeno merece más atención’
Laura Ripani, especialista del BID en mercados laborales y coautora del estudio ‘Empleos para crecer’, aseguró que el desempleo juvenil merece especial atención, ya que Colombia tiene los niveles más altos de todos los países reportados y anota que es de esperar que los problemas de acceso al empleo juvenil e inactividad se agudicen entre los jóvenes de menores ingresos.
“Nuestra recomendación es, en primer lugar, diagnosticar de forma profunda cuáles son las características de los ninis en Colombia, de acuerdo con su género, nivel educativo alcanzado, regiones donde hay mayor concentración de los mismos, y las percepciones que estos jóvenes tienen en cuanto a restricciones que enfrentan para insertarse en el mundo del trabajo. Esto permitiría, por ejemplo, identificar qué proporción del total son mujeres dedicadas a tareas del hogar; o qué proporción son jóvenes en situación de riesgo”, explicó Ripani.
Sostuvo que es clave identificar las barreras más importantes para la inserción de los jóvenes en el mercado laboral, como las deficiencias en la calidad de la educación, insuficiente experiencia laboral, poca información sobre el mercado laboral, y el marco regulatorio que eleva los costos a la contratación de jóvenes.
Por ello, dijo que algunas recomendaciones de política son la promoción de programas de inserción laboral para jóvenes, que sean costo-efectivos y escalables; la implementación de programas de preaprendices, que permitan a los jóvenes adquirir habilidades básicas y socioemocionales para el mundo laboral; y la revisión de los costos a la contratación de empleo juvenil.
Para enfrentar la problemática, la experta citó experiencias de los programas de capacitación para el trabajo dirigidos a jóvenes, como el Programa Juventud y Empleo de República Dominicana y el Programa Jóvenes en Acción de Colombia, que han mejorado la calidad del empleo encontrado por muchos ninis.
Según estudios, estos efectos perduran en el tiempo, de seis a ocho años después de realizado el entrenamiento, aunque el alcance de los programas en número ninis beneficiados ha sido acotado, y los resultados han sido modestos.
“Muchos países fuera de la región han optado por montar programas de preaprendices y de aprendices con amplio alcance, con calidad en el entrenamiento, y cofinanciados con el sector privado, con éxito”, comentó Laura Ripani.
ALEJANDRO RAMÍREZ PEÑA
Redacción Economía y Negocios
En Twitter: @Alejorap2002